lunes, julio 30, 2012

La rue.

La Rue- Balthus. 

Vamos a jugar a la calle.
Toco el aire y no te toco,
toco el aire y no te toco.
Salir, es libertad.
La calle, el peligro y la diversión.
Un recuerdo, una imagen.
Y sin ser visto...
sin nada de conos y bastones,
retinas y colirios...
Una mezcla, pero armoniosa.
Que combina.
Claro, como una canción.
Con distintos acordes e instrumentos.
Con opuestos y no tanto,
pero que se discriminan,
y forman un gran conjunto
que dispara hacia el cerebro,
y hacia el corazón,
y éste ultimo empieza a variar el ritmo.
Es es volver a pasar por las calles de la infancia.
Recaminarlas, retransitarlas.
Gastarlas, con la ambición de aferrarse a la memoria,
con la intención de llegar a ese momento,
o conformarse con volver a vibrar la misma sensación.
Es rascarse la ansiedad,
con las uñas llenas de mugre y pegotín de caramelos.
Jurar en vano y sin sentido,
pero con convicción.
Dar vueltas y vueltas.
Creer.
Que todos los caminos van a Escalada.
Soñar.
Que volvemos a ser los primeros en unirnos.
Despertar.
Que todos los caminos son las venas,
y no quiero clavarme como una embolia en tu frente.

domingo, julio 29, 2012

miércoles, julio 25, 2012

martes, julio 17, 2012

Años huecos - JP Sh!


She's not the kind of girl

You hear about
She'll never want another
She'll never be without
She'll give you all the signs
She'll tell you everything
Then turn around and walk away
Dream Theater- 

Esperá, antes de que te vayas tengo que decirte que... Hoy es distinto. ¿No lo notás en el aire? Las moscas están de revolución, se pegan en el vidrio pero buscan otra cosa. El café Dalí se me enfría, lo demoro porque le pusieron canela y la detesto. ¡Puaj! Ese cuadro, me tiene encantada. ¿Lo viste? ¿Qué es? Atrás tuyo. Te lo interpretaría pero soy un desastre con el arte. Siempre me gusto... pero es triste, no sé, hay algo ahí que es triste. Ahora que lo veo bien; es una cara con forma de bota sostenida con palos. Supongo que me acostumbre a que esté a tu derecha. Como me acostumbré a esos abogados que se sientan en el centro, sus cortados y el humo entre sus dedos. Como me acostumbre a que Carlitos venga a hablar de fútbol con vos. A mí me sonríe porque otra no le queda. Pero nos atiende bien y es amable, a pesar de que le dejamos poca propina. Debe saber que salimos del colegio, nos vio con el uniforme. ¿Se dará cuenta que le dejo grullas al lado de la propina? ¿Pero se dará cuenta que son para él? ¿Viste las flores del octavo? Es una estupidez, pero me gusta mirarlas. Cortan con el blanco y negro del edificio, es el único piso que tiene color. Tiene vida. Una sóla vez vi a una viejita regarlas. No me gustan las flores, sabés, pero esas sí. ¿Las ves? ¡Qué las vas a ver, si no podés sacar la vista del televisor y ese partido de porquería! Tampoco entiendo de deportes, por eso no debe hablar conmigo Carlitos. Miralo, como seca las copas mirando ese cuadrado negro, se le van a caer algún día. ¿Sabés? Quería decirte... hace unos meses me dijiste mientras caminábamos por Yrigoyen, esa frase que te gusta tanto... ¿El silencio es salud? No sé que decirte. Ni me mirás ni te miro. No tiene sentido, nos dejamos de importar. Tampoco querés saber todo esto que te estoy diciendo, y me escuchás por cortesía. Hoy es distinto, dejaste de ser mi mundo. Nos dejamos. Creo que el viento de Necochea mi voló el amor, dejé de perderme en tus ojos. Hoy es gris, lo acepto. Un dejo de tristeza, pero vos proponés y yo acepto. No hay nada más que sostener. Dejamos de intentar, librémonos las manos. Hoy es distinto, ¿viste? dejamos de pelear y coincidimos. Como coincidimos en Nada, por muy poco que parezca si nos moviliza el mismo tango. Como coincidimos ahora, sentados acá, en el mismo lugar y la misma hora, en el instante exacto en que a Carlitos se le estrella una copa contra el suelo, y lo predije. No es el instinto femenino, es que ustedes están mirando la tele. Los cristales rotos esparcidos llegan a nuestros pies, ¿señales?Sabemos que es más que el ruido del vidrio quebrándose. Dejamos de hablar porque comprendimos que no había mucho más para decir. Así lo entendimos los dos, otra vez lo coincidimos. Por eso te vas antes de que te diga algo: pagaste la cuenta pero no dejaste propina. Me permitís a mí el ritual, pero hoy es distinto. Sin ánimos de plegar una servilleta, dejo que vuele la grulla. 

viernes, julio 13, 2012

Zamba de los días (María Elena Walsh - Óscar Alem)


El lunes te conocí,
el martes me ilusioné,
el miércoles no dormía
pensando en volverte a ver.
El miércoles no dormía
pensando sólo en volverte a ver.

El jueves me arrepentí
del entusiasmo de ayer,
el viernes me propusiste
y yo, como oír llover,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, que te vaya bien”.

Fíjense qué manera
de perder el tiempo,
día tras mes.
Paso una semana entera,
pero años pasaron diez,
hasta que un domingo de primavera
pisé el palito y me enamoré.


El lunes te respondí
en el suelo con el pie,
el martes nunca te embarques,
por eso no me embarqué.
El martes nunca te embarques,
por eso mismo no me embarqué.

El miércoles lo perdí
cambiando de parecer.
El jueves te di la mano
y el viernes te la quité,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, qué te vaya bien”.

miércoles, julio 11, 2012

SEXUS - Henry Miller.

[Me decía una y otra vez que, si un hombre, un hombre sincero y desesperado como yo, ama a una mujer con todo su corazón, si está dispuesto a cortarse las orejas y enviárselas por correo, si es capaz de sacarse la sangre del corazón y volcarla en un papel, saturara a esa mujer con su necesidad y anhelo, asediarla eternamente, no puede ser que ella lo rechace. El hombre más feo, más débil, más indigno, ha de triunfar por fuerza, si está dispuesto a dar hasta la última gota de su sangre. Ninguna mujer puede rechazar el don del amor absoluto]

Jugando- CALLEJEROS.

Como volar, como soñar con angeles
como abrazar la gloria, como acostarse sobre el mar
como vibrar, como meterse en ese flash
como llegar hasta Dios, asi se siente cuando estas.
Porque jugando al olvido no me quedan inventos
yo se que me lleve mucho pero quiero volver por el resto.
Si un cruel destino no dejo mas, no me resigno a morir igual
si creo que todo puede cambiar
como no voy a esperar.
Como llegar, como engañarlo a lucifer
como escuchar un buen rock, en la mas bella soledad
iluminame, en esta eterna noche
acomodame el alma, yo solo siento cuando estas.
Porque jugando al olvido no me quedan inventos
yo se que me lleve mucho pero quiero volver por el resto
Si un cruel destino no dejo mas, no me resigno a morir igual
si creo que todo puede cambiar
como no voy a esperarte.
De cientosiete días de magia solo queda un dolor
porque el orgullo (el gran orgullo) lo boxeo al corazón.
Porque jugando al olvido no me quedan inventos
yo se que me lleve mucho pero quiero volver por el resto...

But tomorrow may rain so I'll follow the sun.


Claroscuro, la contradicción espontánea pero sincera. La honestidad de saberse absolutamente perdido.
¿Tomás café con leche o leche con café? Lo mismo con vos, pero no me pidas una lágrima por favor.
Una vez escuché en la radio, a un tipo que decía que el amor no es eterno, por lo tanto, uno no lo puede prometer. Pero sí, en una relación que se rompe, uno tiene la obligación de seguir respetando al otro, porque es sobretodo persona.
Los  finales abiertos son insalubres. Y tampoco tengo el coraje para terminarlos, por eso escribo.(Y que siempre las cartas sean para Astor, eso es patológico) Hoy lo vi, iluminaria de Avellaneda. Hacía rato había decidido borrarlo de mi vida. Pero parece que eso no depende de la voluntad. Lo reconocí en seguida y moría por abrazarlo –aunque insisto, no lo merece- . Y esto ya no lo puedo evitar, porque Astor entró, y ahí quedó, y siempre voy a sentir cariño por él. Aunque en treinta años no sepa quién es, ni quien soy. Está determinado por alguna unión inquebrantable, no razonable.
Y todo esto, porque hay algo.
Algo, que nunca vas a entender.
Algo que no me vas a poder creer.
Algo, no sé.
Algo no tuyo, sino mío.
Algo en vos, que produce en mí la vibración de la médula.
Esa manera tan estúpida pero noble
de mirarte y sonreírte.
Algo, que tiene el boleto de vuelta, pero no el de ida.
¡No sé, algo!
Algo sí, entre nosotros
por más pequeño, bello.
Un café en las escaleras;
vos a la espera de una nota ,
Yo con la incertidumbre si te voy a volver a ver.
¡Algo!
Y hay algo también que no estoy haciendo. Porque yo también creo que si te diera todo, lo más auténtico de mí, lo más; virgen, zurdito y quejoso, pero con la intención e intensidad máxima, llegaríamos a eclipsarnos. -Deleitar dos capítulos de Henry Miller-
Por ahora nos llevamos muy bien hacia la nada.
Ay Iluminaria ¡si supieras! Cuando no estoy sobre las vías, viajo en el verde. Hay una parejita, que desprende amor (El es morochón y está bastante bueno. Ella es blanquita y sobre gustos...). Los vi una sola vez y hoy, después de mirarlos durante el viaje, reconocí cuando bajaron que eran ellos, por lo mismo que te decía. Por eso que provocan. Y ni siquiera se dan cuenta. Mejor.
Y todo este rollo, no es porque tengo ganas de escribir.
Todo esto y tu verso, es lo que hay.
Y todo esto para decirte que la simpleza del algo es buscar el sol si mañana llueve. Aunque el sol seas vos, en este momento. Que es como decir rebuscadamente que te quiero.
Que es como esperar cualquier tipo de respuesta menos que me digas que es una canción de The Beatles que compuso Mcartney.
Que es básicamente lo mismo que me pidas una lágrima. 

martes, julio 03, 2012

Diálogo - Silvina Ocampo.



Te hablaba del jarrón azul de loza,

de un libro que me habían regalado,
de las Islas Niponas, de un ahorcado,
te hablaba, qué sé yo, de cualquier cosa.

Me hablabas de los pampas grass con plumas,
de un pueblo donde no quedaba gente,
de las vías cruzadas por un puente,
de la crueldad de los que matan pumas.

Te hablaba de una larga cabalgata,
de los baños de mar, de las alturas,
de alguna flor, de algunas escrituras,
de un ojo en un exvoto de hojalata.

Me hablabas de una fábrica de espejos,
de las calles más íntimas de Almagro,
de muertes, de la muerte de Meleagro.
No sé por qué nos íbamos tan lejos.

Temíamos caer violentamente
en el silencio como en un abismo
y nos mirábamos con laconismo
como armados guerreros frente a frente.


Y mientras proseguían los catálogos

de largas, toscas enumeraciones,
hablábamos con muchas perfecciones
no sé en qué aviesos, simultáneos diálogos.