lunes, marzo 28, 2016

Mente sana, en cuerpo sano.

Fernando Botero.

Me mandaron al nutricionista, 
los mandé a cagar. 
¿Interconsulta por IMC 25, 6? 
Si soy una diosa.
Mi mamá siempre me dijo que no soy gordita, 
soy de huesos grandes. 

sábado, marzo 26, 2016

Día 15 Visita a Varvarco.

Esta semana ya estaba instalada en Las Ovejas (fue un sueño). 
El Lunes, me voy con la visita a Varvarco, al puesto. Estuve con Georgi, la médica, en su consultorio. Después, el agente sanitario, Eleuterio me invitó a una visita que tenía que hacer a unos kilómetros a un viejito que vivía en la montaña. Me lo ofreció con tanto entusiasmo que acepté sin dudar, con alegría. Nunca me imaginé a dónde íbamos. 
Hicimos a la ida, como una hora de viaje en la camioneta de Eleuterio, ahí, el me contó sobre su vida. Un buen tipo. Los agentes sanitarios son lo más. Gente con vacación y puro corazón. Trabajan a todo pulmón. Deberían estar ganando más que cualquier funcionario, más que Messi... más que cualquiera. 
Los lunes tiene una radio donde habla sobre la salud, hace prevención y les recuerda a los habitantes las medidas sanitarias para ellos y las mascotas. 
Entre charla y charla cruzamos dos grupos de caballos, tres tranqueras... hasta que llegamos. 
Alto, desértico, desolado. Un paisaje inmenso. "No te vas  a imaginar dónde vive" me dijo. 
Bajamos de la camioneta y tuvimos que patear bastante. Hacía mucho calor. En el camino arrancó poleo y me lo hizo oler. Después encontró la punta de lo que parecía una flecha antigua (que usaban antes los originarios para cazar) y me la regaló. 
De lejos pudimos ver la casa, estaba como pegada a una cañada, y en realidad eran varias chocitas. Ya a algunos metros vi en el suelo una mandíbula de lo que sería un chivito y me agarró un pequeños escalofrío. 

Tenía gallinas correteando y algunos cueros secándose al poderoso sol. La vista era impagable. A lo lejos estaba el volcán Domuyo. 




Ahí vivía Don Ricardo, con sus ochenta y largos. En realidad fuimos a corroborar que tomara bien las pastillas y a hacerle compañía. A ver cómo estaba, básicamente. Vivía con dos o tres hijos. Pero se sentía solo. Viudo, extrañaba a su esposa. Cuando salió a despedirnos, me mostró las "casas vecinas" que se veían pequeñas desde ahí, lejanas, a kilómetros, de caminos silvestres... pero ahí, vivían amigos que ya no estaban.

Juntaba agua de una vertiente, que el hijo se encargaba de cuidar que ningún animal la contaminara. 
La otra vertiente más lejana y mas sucia la usaban para limpiar la ropa. 
Don Ricardo nos invitó unos mates y una torta frita. Se sentó y de a ratos se quedaba pensativo, de a ratos Eleuterio le hacía algún chiste y se reía. En un momento me tiró un centrito y se reía en complicidad con Eleuterio. 
La casa estaba hecha con piedras, utilizaban la cañada como pared posterior, y era bastante oscura. En el techo se abría un hueco que hacía de ventana por donde se filtraba el inmenso sol y traía un poco de luz.  
En un momento dijo algo del vino, que los hijos no le querían comprar. Era alcohólico, no sé cuan grave es, ni que grado de alcoholismo tenía teniendo en cuenta que no se consigue fácilmente ahí. 
Yo le había comprado unos días después una botella de vino, que no le llegué a dar porque por falta de espacio físico en el transporte no volví a ir a Varvarco. Tal vez algún día vuelva :) Ojalá. 
El lugar se llama Atreuco Medio, queda desviándose por el camino que va al Domuyo. 

viernes, marzo 25, 2016

Si hay algo que te moviliza, entonces moverte.

Ahora que está de moda que caigan del cielo misiles, terroristas y bombas, más acá y no tal lejano, la gente tira también mierda. Porque una cosa es que cada quien exponga su opinión, otra muy distinta es atacar. Lo de siempre, la intolerancia, la falta de respeto al que piensa distinto y la puteada pública, libre y gratuita. Hay quienes directamente dicen o escriben "Sigo pensando que el que votó a Macri es un hijodep, que el que votó en blanco es un tibiodem, los camporongas son todos ñoq" Y cosas así por el estilo... lo que marca un alto grado de infelicidad, porque cuando uno se fija más en lo que hacen los otros que en su propia vida... es un pobre tipo. Y ahora también están los que se creen más porongas por las actividades que hacen; "mientras vos tomás mate en tu casa... Yo milito, Yo voy a los barrios, Yo contra fondo buitre, YOYOYO".
Toda esta introducción para decir que hoy fui por primera vez a Plaza de Mayo. Por otros medios, sumamos a la convocatoria y los invitamos a todos. No los obligamos. Yo tengo la necesidad -media chota- de arrastrar gente conmigo a estas cosas y puedo parecer pesada, perdón. No me doy cuenta.
Yo fui porque en el 2011 recorrí la muestra y los 17 dejaron su huella en mí. Porque me germinaron en el espíritu sus raíces, y además porque cada vez que leo un poema de Juan (siempre leo los mismos) siento que me crecen las alas. Por ellos y por todos los demás.
Y para que no desaparezca la memoria.
Para algunos pasaron 40 años... pero eso es una medida de tiempo necesaria para la historia. Para los que levantaban banderas hoy, no sé, no hay tiempo. Porque incluso eso es cruel.
Fue una experiencia emocionante. Por un lado veía tantos nombres -tantos- fotos, banderas. Tanto reclamo. Y por otro lado esa junta era alegría. Camino de lucha y esperanza. No vi a nadie llorar, pero sí todos gritaban y cantaban, flameaban las banderas. Todos se respetaban.
Me asusté un poco con los bombos de los gremios y sindicatos, pero era su manera de expresarse.
La gente iba en familia. Había niños con remeras escritas "Memoria, Justicia, Verdad", otros tenían pines con la leyenda de "Matrimonio igualitario". Y también mucha gente mayor. Me sorprendió ver a una vieji flaquita agarrando con sentimiento la famosa bandera azul, kilométrica, de lona.
Nunca, en las tres horas que estuve dando vueltas, divisé la bandera de los 17.
Lo más loco me pasó al llegar a la plaza. Estaba yo, sola, con mi espíritu, aunque la plaza estuviese copada. Ni una cara de familiares y amigos de los desaparecidos nikkei... pero en un momento tuve adelante la espalda del Dr. Albarra (el jefe de clínica de mi hospi) y por atrás me pasó Rodrigo de la Serna.
El año que viene quiero volver con Pino. :D

martes, marzo 22, 2016

Hola a todos :) 
Me colgué, pero paso a informar por si a alguno le interesa. 
Hoy a las 19 horas en Av. Independencia 732, en AJA Asociación Japonesa en la Argentina, se va a hacer la presentación de un libro de Daniel Asato; "No sabían que somos semillas" sobre las 17 personas desaparecidas de la colectividad japonesa. 
Le dejo un beso, ojalá podamos ir y hacer eco de voces lindas. 

lunes, marzo 21, 2016

Día 8 al 14

El día 8 fuimos a Taquimilán, también a unos kilómetros de Chosma.
El puesto es muy lindo, las enfermeras son muy copadas. Ahí está el grande de Ramón. 
Yo estuve en el consultorio del Negro que es un capo, atendiendo los turnos del día. 
Siempre entre mates de por medio. 
El día 9 fuimos a Chorriaca, que queda en los alrededores de Taqui, por ahí... fui con otro generalista, que me explicó que era una comunidad mapuche. Descendientes del cacique Quilapi, el que se le plantó al ejército y resistió bastante. La mayoría ya están occidentalizados, incluso las patologías que vienen por ejemplo de la alimentación y las costumbres, son las misma que las de ciudad de Buenos Aires. Me contaba el doctor que alguna que otra vez tuvo que ir a algún domicilio a atender a las abuelitas... y ellas son más reacias. Hablan en mapuche, y lo tratan de huinca. Pero en cuanto uno se muestra respetuoso y con ganas de comunicarse a pesar del idioma, cambian su postura. Ahí se manejan mucho con los yuyos medicinales del lujar, y con las curanderas que deben tener secretos milenarios atesorados. 
El día 10 fui a un centro de salud a un taller de embarazo, a hacer ejercicios con las panzoncitas. A la tarde salí a caminar y cuando estaba volviendo para la casa, antes de llegar a la esquina, una carita morochita que estaba por cruzar la calle se detuvo y me miró. "Hola ¿cómo estás?" Lo saludé, no era tan chico, tendría... 15, 16... lo habíamos atendido en un centro de salud. Las consultas con los adolescentes son las más lindas... sobretodo las del apto escolar, donde están todos diez puntos, y uno aprovechar para hablar de ciertos temas y hacer incapié en la prevención. Pastor se llamaba... Una sonrisa hermosa. 
El día 11 fui a Naunauco. Otra visita. Un pueblito chiquito. Cuarenta y dos habitantes me dijo la señora que llegó primero. Se mantenía con vida, porque había una escuela  albergue donde los chicos de otros parajes más lejanos se quedaban durante la semana, y ahí sí que había un poco de recambio en la población. Lo lindo de estos centros de salud es que podés conocer bien a todos. 
El día 12 fuimos a Trailathue... otra visita en las afueras de Chosma, a un centro con poco habitantes. En verano, además, muchos se van a las veranadas. Los criadores de chivitos, ovejas, cordero, se van a zonas más altas aprovechando el clima. 




























El cerro Naunauco, desde la ventana del centro. 

miércoles, marzo 16, 2016

CCU.

Ultimamente está más choto de lo habitual este blog, prometo que voy a hacer todo lo posible por cambiar.
Pero quiero dejar esto escrito. Igualmente, ya lo habré dicho antes, soy reiterativa. En realidad hay ciertas cosas que me gustan repetir.
Cuestión que cada vez que llegamos al tema de Cáncer de cuello uterino es lo mismo. En algún momento llega el comentario histórico clínico de Eva.
El ginecólogo de hoy -un copado- nos dijo lo de siempre, que según las estadísticas, desde hace mucho tiempo se asocia el cáncer de cuello uterino a las prostitutas y el cáncer de ovario a las monjas. Una manera bastante simple simbólicamente hablando como para distinguir, pero muy retrógrada a la vez. Cavernícola. Y a mi modo de ver, se escapan por las goteras ciertos datos dentro de esa asociación tan tajante.
Decía, que después de la muerte de Eva, los libros de ginecología que tenían estas descripciones desaparecieron misteriosamente. Y eran grandes obras que ya no se consiguen.
En un momento preguntó si sabíamos quienes la habían operado y yo, me respondí automáticamente y por supuesto sin pensar: Delmar... que no había nacido creo, o era muy chico... entonces su papá. Pero no... casi, Finochietto, con Pirovano y algunos nombres de hospitales famosos más habían estado en el quirófano. Y ahí me pico el orgullo udeachesco... inflé el pecho y miré alrededor pensando decir "es mi UDH" pero a nadie le iba a importar una goma.
Nada, dijo, un comentario de color que quería hacer.
Después de eso hizo otro comentario quizá con más color y para algunos más interesante. Dijo que los que vayan a hacer el examen de residencia lean las lecturas obligatorias, en especial la de hpv porque podía entrar alguna que otra pregunta, ejem ejem...

Día 6.






































En el medio de Chos Malal está el cerro de la cruz. Un cerro no muy grande, que se puede subir en unos minutitos y que divide todo el pueblo porque está justo en el medio. 
Tiene una linda vista y el atardecer ahí es impresionante. 
Subí y no había nadie. Llegué a la cima y me senté, miré a mi alrededor, respiré hondo y me comí una fruta. Después me puse a pensar en alguna boludez seguramente. 
A los minutos un señor venía caminando y lo saludé. Me dio la mano y me dijo "me ganaste de mano, justo te iba a decir buen día" Donato Gutierrez, así se llamaba, oriundo de Chosma pero vivía en Neuquén a su pesar. "Como su intendente" me dijo, y yo le respondí que era de Buenos Aires. 
Tenía setenta años pero parecía de menos, sobretodo por su estado físico y por la rapidez con la que bajó del cerro. 
Ahí estábamos, arriba del todo, con la cruz, cerca del cielo. Dos aves de capital que emigran buscando paz. Con la hermosa vista me mostró el Tromen, el Cerro Negro, y me dijo que atrás de un cerro cercano estaba escondido el famoso Domuyo, pero desde nuestra perspectiva no podíamos verlo. 





































Día 4.




























Cuarto día, feliz de instalarme en Chosma.
Recorro las calles hermosas como si fueran mías. Las de siempre, de la casa al hospital, del hospital a la casa, de la casa a las plazas, la costanera bonita (foto), las tiendas para las compras. A veces, si me alejo un poco voy más cauta para no perderme.
Con un mapa visto, decido ir a la terminal para ya tener el pasaje de vuelta y olvidarme del asunto.
Hice como ocho cuadras... y me perdí... empecé a dar vueltas y claro, no reconocía el lugar. A esa hora, cuando el sol pega fuerte y los sabios duermen siesta, no había mucha gente para preguntar.
Vi a unos metros que una pareja de abuelitos se acercaban en mi dirección con unas bolsas y les pregunté por la terminal.
Él, me dijo que iban justo camino hacia allá y que camine con ellos. Que había trabajado dieciocho años ahí mismo. 
Claramente mi cara no era de ese pueblo, me preguntaron qué hacía allá y les conté. 
Ella, la Petty, había trabajado veinte años en el hospital en el sector de mucamas. Conocía a mi instructor y me dejó saludos para el gran Chenio. Caminamos las cuadras conversando sobre eso; el hospital, el pueblo, Buenos Aires. Dos amores de personas. Hay gente amable dando vueltas siempre. 
A los dos días me la crucé en el supermercado y me llamó. La saludé con un beso, y eso me hizo creer que ya pertenecía al lugar.- 



lunes, marzo 14, 2016

Mi historia clínica. Células amigas.


























Hoy, ya es oficial.
No hay vuelta atrás. 

domingo, marzo 13, 2016

Día 2.

Tuve mi primer visita. Las visitas médicas se hacen en poblaciones más alejadas, donde la gente no tiene la posibilidad (por cuestiones de distancia y economía) de ir al hospital cotidianamente. 
Fuimos a Caepe Malal. 
El puesto sanitario está en proceso, así que las médicas y la odontóloga atendieron a los paisanos en una escuela. 
Ahí empecé a tener contacto más de piel con la gente. Algunos te saludan con dos besos, y cuando se van también, diciendo chaito. 
No tengo fotos, porque a penas llegamos a la escuela empezaron a atender, y después de almorzar nos volvimos a Chosma. Pero muy linda la primer experiencia de visita. 
Medicina rural, como le dicen. :) 

sábado, marzo 12, 2016

Acá arranqué la locura mía. Día 1.





































... "Cuando me di cuenta estaba ahí
Cuando te encontré me perdí
En cuanto te vi me enamoré

A mara daya soye daya daya hay na na ah
Oh a mara daya soye daya daya hay na na ah"...

Atreverse.
Cuando surgió la posibilidad de ir a rotar a un hospital de Chos Malal, no sabía en qué parte de Neuquén quedaba, ni cómo llegar, ni cómo sería. Estaba decidida a ir, Algo en ese nombre, en el recuerdo, en el inconsciente, en la esencia me llamaba. Me respondieron y fui feliz.
Apostar.
Siempre a la familia, a lo de uno, a lo público. Gracias a la UBA por esta oportunidad y por todas las oportunidades brindadas, gracias a la salud pública y al Hospital Regional Gregorio Alvarez de Chos Malal (primera e histórica capital de Neuquén).
El 15 de Febrero arranqué mi rotación, siempre acompañada de Médicos -grosos- generalistas y la gente hermosa que labura en salud. Allá, por lo que pude ver, toda la población está conectada, y por más que haya gente que viva arriba del cerro, los agentes sanitarios (los más más capos para mí) se encargan de que el derecho a la salud se cumpla.
Estuve a la mañana y a la tarde acompañando a una médica de familia en dos centros de salud.
Después, una vez que me liberé salía a patear a la calle. Yo, bonaerense, cuando todos dormían siesta -y bien aprovechado cuando más pegaba el sol- salía a caminar porque me parecía un delito quedarme encerrada con lo atractivo del paisaje.







Buen Viaje es lo que tuve.





























Este año, tuve la suerte de viajar. De conocer y amar mi tierra.
Descubrir cuán grande y hermosa es la patria no tiene precio.
Neuquén me robó el corazón.
Una semana entera paseando y agradeciendo los paisajes del su sur. San Martín de Los Andes, Junín, Villa La Angostura. Los parques nacionales.
Un día pasamos a Chile... cuando cruzamos y la cordillera asomó su inmensidad, casi me pongo a llorar de la emoción. Con la infantil necesidad de hermandad, me preguntaba cuán diferente podía ser la tierra hermana. (Porque el límite no es más que una ilusión política... la misma que nos hace creer que Tierra del Fuego es realmente una provincia triangular.) Queriendo creer que somos iguales, intenté... pero no lo sentí así. A penas unas horitas en la hermosa Osorno... sabía que no estaba cerca de casa, a pesar de la amabilidad de aquellos.
De Buenos Aires a Neuquén, con mate y ansiedad. Disfrutando rutas nunca antes recorridas, con amor florecido cada vez que aparecía un pueblo nuevo y en su entrada con la bienvenida y los brazos abiertos, para que nadie nunca lo olvide, la leyenda: "Las Malvinas Son Argentinas".
Todo esto es real, y es de todos. Lagos azules que se pierden con el mismo color del cielo.
Viento, tierra, ceniza, ripio, estrellas y más amor.
Ojalá podamos volver algún día.
Ojalá podamos seguir conociendo la tierra.