lunes, diciembre 18, 2017

Los caminos de la vida ***


Cada día es rendir un examen. 
Miedos y ansiedad. 
Valor. 
Desanimo,
aprendizaje, 
cansancio, 
compañía, 
un sol de abrazos; rayos de luz iluminarias. 
Apostar todo
y elegir el único. 
Tomar un camino
tomar un mate 
tomar una mano
tomar un amigo. 
Tomar.
(Lo que hay en la foto... y lo que no hay)


sábado, diciembre 16, 2017

Hoy, mientras estudiaba por la mañana, un barrilete platense llegó gracias a las rafagas zapalinas que están soplando con ganas desde ayer (60km/h) a interceptar mi pensamiento. 




"te canto cuando soy esa manera azul del barrilete
el péndulo de la flor que llega con su río
la búsqueda del árbol
abriéndole las puertas a la lluvia musical del ave

*

quien tuviera un pájaro
su canto en la mirada
quien tuviera un ramo de abrazos para curar al mundo"


De la dulzura, 
Roberto Santoro. 

viernes, diciembre 15, 2017

Dos corazones y un solo latir.




De chica, cuando solía llevarle la contra a absolutamente todo lo que decía mi hermana para sentirme lo menos identificada con ella, pensaba que este chocolate era una cursilería estúpida. Recuerdo que pegaba estos poemitas y algunos de Neruda en el escritorio. 
Ahora, creo que es un invento maravilloso. No sólo porque el chocolate es realmente muy rico, sino porque sí es cursi... pero toda la idea, aunque sea puro marketing, es muy dulce. 
En aquellos tiempos en los que solía escribir mucho más, fantaseaba estúpidamente con meter un poema mía ahí adentro y conquistar a alguien. Pero mis poemas siempre fueron kilométricos... y de todos modos no me hizo falta. (El poema, y el chocolate soy yo ¿No Pipi?) 
Hace unos meses atrás... cuando empecé a hacer guardias y comencé a largarme sola conocí dos corazones. Ella consultaba por un dolor que no supe localizar... sospecho ahora que el dolor realmente no estaba donde ella me indicaba, y que incluso, aunque él callaba; su dolor era mucho más grande. Calculo que realmente esto es lo que sucede cuando un amor auténtico nace de dos corazones. 
Además de mis dudas académicas, lo que más me quedó suspendido en el cerebro fue esa unión. La alianza de oro entre ellos. La compañía, la promesa que habrán jurado a Dios. Los gestos de preocupación de él, mientras esperaba fuera cuando la revisaba ella. Las lagrimas de ella, y mi fe y energía en ese apretón de manos y abrazo en las que creí. Porque sus palabras de agradecimiento fueron tales, que realmente creí en la sanación y el poder de mis insignificantes miembros. 
A ella la vi solo una vez. A él lo volví a ver otro día que me atajó en la puerta, yo lo reconocí claro. Me pidió ver un resultado en un momento no adecuado. Por favor y debilidad se lo comuniqué, había salido bien. 
A los meses en los que yo empiezo con otra rotación, me cruzo al señor corazón otra vez, pero en el pasillo. Lo saludo al pasar, hasta que un día al verlo seguido, me detengo a conversar. Me habla como si yo estuviera al tanto de la situación... pareciera que la señora corazón está internada hace rato, que está sufriendo. Se le llenan los ojos de lágrimas, me dice que está llegando al fin, que lo deja en manos de dios. Que me agradece, que ella me decía "la japonesita". Yo la vi solo una vez en la vida. 
Le prometo que por la tarde la voy a pasar a visitar aunque me da miedo saber su estado, si se despertará, si me reconocerá. 
Salí decidida, es increíble como todos mis impulsos idiotas tienen tanta convicción. Pasé por un kiosko y compré un chocolate de estos. Me imaginé la escena, quería darles algo más. Quería que supieran que aunque eramos desconocidos, y nos habíamos visto solo una vez... ellos simbolizaban eso para mí. 
A la tarde pasé por el servicio, busqué y busqué. Ya no estaba, se había ido. Y yo, había llegado tarde. 
Me quedé con el mismo sabor amargo que se quedan los niños cuando no se cumplen sus ilusiones. 
El chocolate ahora espera en la heladera a que venga Pipi, para sacarme la amargura, y en honor hacer también de nuestro amor, una unidad más fuerte como la de ellos. 

Las tetas son de nosotras, las vaquitas son ajenas.

Soy mujer, soy hermosa y me gusta.
Que hermoso es ser mujer.
Y a cada uno lo que le toca... si hubiese nacido hombre diría "qué hermoso es ser hombre" pero no lo soy. No es cuestión de género, sino de identidad.
Y si me miro al espejo y me gusto, ¡bueno! no es asunto de vanidad. Siempre se empieza por quererse uno mismo.
A veces, no nos damos cuenta que la adultez nos otorga obligaciones y responsabilidades. En parte porque ella nos atraviesa sin darnos cuenta. En parte porque nadie quiere perder el niño que lleva dentro.
Hemos dado algunas charlas de sexualidad, reproducción, genero, a niños y adolescentes en escuelas.
Y me gusta... pero con los temas de la actualidad es difícil, cada vez más. Porque los adultos también muchas veces nos confundimos.
Hablamos del cuerpo, del amor, conocimiento y respeto.
Hacemos prevención, siempre, en cada consulta de niño sano desde la inspección de genitales al abrirles el pañal, hasta que ya tienen decisión para darnos permiso al revisarlos.
Y les explicamos, que nadie nos puede molestar ni hacer cosas que nos hagan sentir mal. Incluso que una mirada obscena, es sinónimo de acoso.
Y yo, que no soy nadie, pero con maternalidad, inocencia y egoísmo, deseo con todas mis ansias que el internet no llegue jamás a mi área rural, a mi campo, a mis chicos con sus chivos.
Deseo que jamás se estupidicen y confundan los "me gusta" y los corazoncitos con buenas intenciones.
Deseo que mis niños crezcan sanos, fuerte y con valores.
Deseo poder llevar adelante mis ideales y lo que les inculco. Que mis charlas no sean hipocritas y les pueda dar sentido a mis palabras en movimiento.
Deseo que mis mujercitas se amen, se reconozcan bellas y se gusten. Que sean libres y lo demás no importe nada.
Deseo que la pelotudez no nos llegue nunca.
Que tengamos un cuerpo bello, pero que sean más lindas nuestras acciones, nuestro pensar. Que mostremos las curvas de nuestro cerebro y de nuestros brazos fuertes con las bandera e ideales que icemos.
Que seamos siempre ricas, y la pobreza no nos encuentre nunca en operaciones estéticas para fotos desnudas. Que no caigamos nunca en deseos oscuros y desconocidos. Que no nos orgullezca nunca, los seguidores de nuestros pechos o trasero. Que no tengamos que mostrar la piel para alcanzar nada, para subir nada.  Que no seamos jamás tan superficiales... porque eso es miseria pura.
Deseo que seamos auténticas, que nos respetemos y nos hagamos respetar.
Que nosotros como adultos responsables, hagamos el labor de enseñar el autocuidado, el autoconocimiento, la intimidad.
Deseo tener los pechos grandes algún día... enormes, llenos de leche para mostrarselos... mejor dicho para ofrecerlo a mis hijos, en ese vinculo único que se forma en ese momento de la lactancia. Y desde ese instante, empezar a transferir todo esto que pienso con mi leche natural.