martes, octubre 23, 2012

escrito en tu cuerpo.


Erre:
De mi propio espinazo sentí nacer un escalofrío, como un latigazo. Era un día de cielo gris, justo cuando las estrellas empezaron a caer. Se podía oír el murmullo de los árboles peinados de otoño, perfumados con la tierra mojada. Yo estaba sola... yo estaba en soledad. En medio del asfalto, mientras llovían tus palabras, con un paraguas inútil que lo único que hacía era agrandar mi sombra. Decía entonces, que la realidad me golpeó la nuca. Como las ráfagas que aparecen de repente y te empujan hacia adelante y te vuelan los pelos que te arañan la cara. Esa era la nostalgia. El sueño acabado, y colorín colorado, el punto final. Por suerte, para los poetas existe el posdata. Que es como quien estira la mano hasta que la última articulación cede a la distancia. Como quien mira hacia atrás hasta que el tren se hace borroso y desaparece al fin. Así yo terminé de escribirte. Mi poesía en vos. Escrito en tu cuerpo. Y me pregunto si sabrá tu alma leerlo cada vez que dejes de ser tan terrenal. Si sabrá leer los versos que dejé marcados en tus ojos, y en tus oídos. Si las palabras que nunca entendiste quedaron grabadas en tu sustancia gris, rodeando los recuerdos felices. Mis rimas tímidas que sin ánimos de evaporarse por tu piel, se estrellaron contra ella para plantarse en tus venas. Si sabrá acordarse de lo que te canté mientras te hacías el extranjero. Porque de no ser así, alma amiga, sé de una vocecita que va a aturdirte en tus horas de reflexión. Que puede susurrarte en sueños y puede gritar mas fuerte que tu guitarra. 
Ahora es un día hermoso. El cartero te trajo noticias de tu amor... estabas silbando. Después de la lluvia empezaste a caminar por las calles de tu tierra antigua, y en un charco el reflejo. Leíste lo que te había escrito. 
PD: Dejé grullitas rojas, colgadas de las ramitas de tus pulmones. Están esperando que las orientes en dirección. 
DPD: Mimos, abrazos, caricias. 

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