Sextogésimo segundo aniversario del bombardeo a Hiroshima.
Paradójicamente se enfrentaba Estados Unidos, el estado del cielo azul y sus estrellas simbolizando sus estados, a Japón, la nación del imponente sol ardiente del oriente...
Pero sus actos fueron contradictorios, los kamikazes se lanzaron como estrellas fugaces que caían del cielo, sobre la plataforma de Pearl Harbor... y en venganza, los estadounidenses, utilizaron armas de potencia más destructiva, que dejaron a penas, las huellas que un astro gigante pudiera dejar al caer sobre una superficie.
"Hiroshima a sangar" Habrá dicho el presidente Truman cuando autorizó la órden... pero claro, en una guerra nadie gana... todos pierden... algunos pierden más, otros pierden menos, pero en conclusión todos pierden.
Aquellas bombas "Sucias" así denominadas, son altamente destructoras... tirar una bomba atómica sobre una ciudad, es como que un dios presione su dedo sobre algún punto del globo terráqueo para que desaparezaca de la faz de la tierra, y como si fuera poco, que en el aire queden partículas perjudicadoras, para que los sobrevivientes sigan sufriendo.
¡Cuántas almas inocentes perecen en estos actos! Y nadie los llama asesinos seriales a los responsables.
A más de 62 años, el mundo sigue en guerra... ¿Es que es tan difícil convivir con la paz?
Por suerte, todavía hay gente que cree que todavía es posible llegar a la paz.
Personas que continúan haciendo miles de grullas de papel, no para adornar sus casas precisamente, sino, como pedido anónimo de paz.
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