Pulsera galáctica.

Mi pulsera es extranjera aunque sienta cómodamente en mi muñeca. Muchos podrán decir que es infantil, más qué me importan lo que digan ellos.
Consta con 18 esferas, cada una con varias caritas planas, por donde la luz se refracta. Según como venga el rayo, salen de los lados como pelotitas mágicas y abstractas de todos los colores.
Podría pasar días y yo mirando aquella ilusión encantadora que me fascina no sé por qué. Quizá por el simple hecho de ser mágico, evitando cierta parte de la realidad.
Quizá por que siento el poder del universo en mi muñeca.
Quizá porque me lo regaló mi tío.
Repito siempre “Si me preguntas por qué soy feliz, simplemente me limitaré a contestar; porque te conocí”.
Aplicada a todo lo que haya conocido en este mundo, ya sea algo bueno, como algo malo. Porque todo, depende de cómo lo mires, te deja una enseñanza.
Soy feliz, porque conocí tu obra, porque escuché tu canción, porque olí tu perfume, porque compartí recuerdos, porque caminé junto a ti.
Soy feliz porque te conocí a ti, que me ayudaste en los momentos malos, porque te conocí a ti que me abandonaste, porque te conocí a ti que me regalaste tus alas, porque te conocí a ti también que me traicionaste, porque te conocí a ti que me enseñaste muchas cosas, porque te conocí a ti que creíste en mi para que yo creyera en ti.
Soy feliz por todo eso que ven mis ojos, que acarician mis manos, que escuchan mis oídos.
Porque tengo la noción de lo que viví y trato de aprender, y aprovechar lo que tengo.
Vuelvo como otras tantas, a navegar sobre mi río turbulento de pensamientos insaciables.
Y me pregunto ¿Y todo aquel que me conoció a mi? ¿Le habré dejado algo?
Me cuentan de mucha gente que me quería y me cuidaba cuando era apenas un infante y comenzaba a dar mis primeros pasos. De todos aquellos que se preocupaban y que me hablaban aunque solo era una niña de pocos años de vida.
Muchas de esas personas ya no están con vida, y en mi interior las ganas de devolverles el afecto se acomodan en algún hueco de mi alma porque saben que es en vano salir, o porque saben que más adelante, quizás en otro mundo, saldrán de mí.
A todas ellas, este escrito, desde mi alma con alguna dosis de aquellas ganas que aún permanecen almacenadas en mí.
Quizá lo que acabo de escribir no tiene mucha coherencia ni relación. Pero es algo que mi tío seguramente lo va a comprender. Esperaba agradecerte la pulsera dentro de unos años, cuando visitaría aquella hermosa isla... pero ya los motivos por los que haría el viaje se fueron llendo... así que, espero que de todas maneras mi agardecimiento te llegue. Que mis deseos te los lleve alguna estrella... mi pulsera captará toda luz estelar que quieras hacerme llegar.