sábado, febrero 03, 2007

La Garganta del Diablo


Puerto Iguazú, provincia de Misiones, Argentina. Diciembre 2006.

Es larga la caminata que conduce a lo inexplicable. Como bien saben los filósofos.

El astro rey se esconde tras las nubes, sus rayos se atenúan, sin embrago continúa el calor.

Humedad... mucha humedad. El clima está pesado.

En el paisaje se destacan dos colores que hacen perfecta armonía creando un lugar hermoso.

Rojo y Verde. Es la naturaleza, no tiene nada que ver con los adornos navideños en capital.

Rojo pasión. Tierra roja misonera, con exceso de óxido de hierro. Es transportada por el viento a todos los espacios posibles, tiniendo de este color llamativo, todo lo que encuentra a su paso... dejando la huella misionera.

Verde... aquella vegetación abundante, increíble ver aquel paisaje natural... verde esperanza.

Cantidad de especies dentro de la flora alimentan la inmensa selva.

Los pies no se detienen, la vista tampoco. Mirando asombrados hacia los costados, centenares de turistas caminan agudizando sus oídos investigando el lugar.

Ya estamos llegando al final, se ven los saltos... impresioante.

Estamos llegando, La Garganta del Diablo, es inmensa... finas gotas de agua empapan todas las cabezas.

Mires donde mires, es agua... saltos altísimos.

El ruido no te deja oir nada excepto aquella agua chocar abajo a metros de distancia, donde la vista se pierde en la distancia.

Los guaraníes creían que aquel ruido que solo lograban oír, era el mismo diablo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Great work.