A pesar del viento, ella salió con la vela entre sus manos.
Quizá se apagaba, quizá no,
Pero ella estaba ahí, entre la gente, colaborando,
sumándose a un pedido pandémico,
a alguien que quizá oyera, quizá no
sin embargo, ella estaba ahí parada.
De pronto, una ráfaga, apagó la luz,
y todos quedaron en silencio viéndola,
a ella, tan pequeña, pero tan iluminada
con una sonrisa inocente, y la vela entre sus manitos,
aún con luz.
Ella se llama: Esperanza.