Recuerdos que no recuerdo tan bien...

Por Dios qué calor…
Voy a tener que empezar a poner mis teru bozu al revés… como me explicó Shishu la semana pasada.
Eran creo las vacaciones gasoleras de algún verano, que fuimos con mi abuelo y seguro algunos de mis tío, a algún lugar que no recuerdo. Bueno… pasó hace tiempo… de todos modos quería comentarles algo de lo que sí me acuerdo: Ya les dije que eran gasoleras por lo tanto habíamos armado nuestras carpas en el camping con sus respectivas canaletitas. La cuestión es que llovió tanto que el agua se rebalsaba de ellas, y mientras mi papá y mi abuelo con la ayuda de alguno de mis tíos trabajaban para impedir que el agua ingrese a las carpas, mi mamá, mi hermana y yo mirábamos desde el Falcon cómo ellos se mojaban… hasta que mi mamá nos enseñó a hacer los teru bozu. Sí, así de fácil… tomamos una hoja o una servilleta (no lo recuerdo), algo bien casero y empezamos a colgarlos de las ventanas del auto para que dejara de llover.
Perdón… tampoco recuerdo si dejó de llover… es lo de menos… todos saben que después de la tormenta siempre vuelve a salir el sol.
Pero eso de los teru bozu no lo olvido nunca más. Y es lo que me gusta de tu país Kary, ja, y de su gente… de esa superstición, de esa tradición fiel, de esa fe en aquellas pequeñas cosas… Y, la verdad es que es increíble ¿no? Hacé mil grullas y obtendrás paz… hacé varios teru bozu y dejará de llover… A mi me maravilla…
Bueno… en realidad lo que quería decir con los muñequitos… los teru que yo hice, que algunos los tienen y otros no, que algunos leen esta carta y otros no… el mensaje que quería transmitirle era que cuando uno tiene fe y cree en algo y trabaja para eso se cumpla… muchas veces sucede… mágicamente… o no… pirulín. El segundo objetivo que yo tenía yo con este muñequito simpático, era el de alejar algunas tormentas de sus corazones… algunos nubarrones de sus mentes… era mi deseo en verdad lo que les regalé… o aún no lo hice… esperen...
Simplemente así lo sentí.