Oíd mortales el grito sagrado,
El llamado de la selva;
libertad, libertad, libertad
¿Lo oyes?
Es el alma que pide salir.
Son las presiones globales las que la erosionan,
necesita elevarse, potencializarse,
en una oración,
en sólo tres acordes de una zamba,
en cinco letras; hecho.
La rutina la debilita.
El espíritu se está apagando.
Quería cambiar al mundo. Setenta veces.
Pero el mundo va tan rápido, que sin darte cuenta, te cambia él a vos.
Tener una vida plena, dicen,
el secreto está en la visión cosmológica propia.
En la forma de ver...
reside en la magia de vivir.
Alma en vuelo, que planea por los cielos,
a usted señor, que pertenece a la frágil sociedad de los poetas vivos,
a usted que nunca se censura
Lo felicito, aunque discrepo en el premio.
Parece que recién comienzo a comprender su idioma,
y me encanta
¿A dónde va su alma, señor?
Se pregunta.
Yo creo que busca, incansablemente
sobre el mismo horizonte, una y otra vez,
y vuelve a leer las mismas líneas millones de veces,
hasta alcanzar aquellos destinos
que calman su inquetud,
y efervorecen la mía.
A Juan Gelman. El Poeta.
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