Cuando los días no son tan fríos salgo a estudiar al patio. La vecina tiene un árbol de pezuña de vaca que por estas fechas comienza a explotarsele las chauchas. Y cuando se explotan todas juntas, una tras la otra, son como una lluvia de pequeñas chispas. Plaf, plaf, plaf, plaf-plaf. Entre cómico y tierno, pareciera que dijera; óyeme como quien oye llover.
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