Salía del baño, ligeramente mareada con la sensación de estar feliz. La verdad es que estaba ebria. Caminaba con elegancia, como si mi alrededor no girara, pero en realidad a penas podía coordinar mis pasos. Estaba por llegar a la mesa cuando escuché su voz.
-Yo sí se a quién tienen que votar- la puta madre, me dije. El baño era una excusa, tenía la ilusión de que al volver el tema de conversación sea otra, Todos saben que la política y el alcohol no deberían mezclarse.- A Roy Cortina- dijo y largó una carcajada- pero... pero... yo les voy a decir por qué. Tengo una historia.
-No queremos oír historias, además vos sos de provincia- dijo Fer.
Apuró el resto de cerveza y continuó- Pero viajo todos los días a capital, así que a mí también me compete la dirección que va tomar nuestra ciudad. Déjenme hablar y después me dicen quienes son sus candidatos... Escuchen; hace unos años... Diego no era poeta, era puro chamuyo.- dijo y sonrió mirando al piso- Era poesía, o era una mierda.
-¿Era una mierda?
-No, es un chiste. Entre los dos escribíamos lindos versos. Empezábamos en Congreso, con la noche joven y toda para nosotros. Caminábamos bajo las estrellas, sin miedo a nada, sin importarnos nada. Hacía frío, pero escribíamos versos de la costa y convertíamos a Rivadavia en las orillas del mar que terminaban... no sé... por Caballito.
-¿Por Caballito? ¡Mierda!- exclamó Rochy.
-Si... no sé. Mas o menos. A esa hora de la noche, la locura del día desaparecía, como el pasado. Y Carpe Diem.
-Seguía siendo la misma calle pedorra pero de noche.-Dijo ella.
-No, no era lo mismo. Era completamente distinta. Es como que se abre a otra dimensión, pero no cualquiera puede sentirlo. Sólo Rivadavia decide a quién.
-No estamos yendo al pasto.
-No, no, pará. Decía que caminabamos como cualquier pareja feliz hasta que en un momento él se paró de espaldas a la calle que sería el mar y miró la pared que serían los médanos... y me dijo "¿Quién puede llamarse Roy Cortina? Y yo me reí, pero la risa nunca se apagó. Y ahí estábamos los tres mirándonos... sonriéndonos, atrapados en una postal eterna. A la cual puedo volver cada vez que quiero, y... y,,, convertir a Rivadavia en mar cada vez que quiero, porque dijimos las palabras mágicas. Como Alí Babá abrió la cueva.
Fer estalló de risa y preguntó- ¿Y cuáles eran las palabras mágicas?
-Ya las dije ¡Prestá atención! ¿Quién puede llamarse Roy Cortina?
Rochy se tentó y se rió sin ruido. Porque así era su risa. Y cuando terminó dijo- ¿Y por eso tenemos que votar a Roy Cortina?
-Obvio. Porque tiene magia. Con ese nombre su candidatura dura más que un amor. -Dejó de hablar y en silencio se miró su reflejo en el vidrio. Puta madre, ay no. Había ido al baño a lavarme la cara para despejarme y no terminar hablando de política como siempre me que ponía en pedo, pero eventualmente no funcionó.