martes, abril 21, 2015

Quebrada.

Salía del baño, ligeramente mareada con la sensación de estar feliz. La verdad es que estaba ebria. Caminaba con elegancia, como si mi alrededor no girara, pero en realidad a penas podía coordinar mis pasos. Estaba por llegar a la mesa cuando escuché su voz.
-Yo sí se a quién tienen que votar- la puta madre, me dije. El baño era una excusa, tenía la ilusión de que al volver el tema de conversación sea otra, Todos saben que la política y el alcohol no deberían mezclarse.- A Roy Cortina- dijo y largó una carcajada- pero... pero... yo les voy a decir por qué. Tengo una historia.
-No queremos oír historias, además vos sos de provincia- dijo Fer.
Apuró el resto de cerveza y continuó- Pero viajo todos los días a capital, así que a mí también me compete la dirección que va tomar nuestra ciudad. Déjenme hablar y después me dicen quienes son sus candidatos... Escuchen; hace unos años... Diego no era poeta, era puro chamuyo.- dijo y sonrió mirando al piso- Era poesía, o era una mierda.
-¿Era una mierda?
-No, es un chiste. Entre los dos escribíamos lindos versos. Empezábamos en Congreso, con la noche joven y toda para nosotros. Caminábamos bajo las estrellas, sin miedo a nada, sin importarnos nada. Hacía frío, pero escribíamos versos de la costa y convertíamos a Rivadavia en las orillas del mar que terminaban... no sé... por Caballito.
-¿Por Caballito? ¡Mierda!- exclamó Rochy.
-Si... no sé. Mas o menos. A esa hora de la noche, la locura del día desaparecía, como el pasado. Y Carpe Diem.
-Seguía siendo la misma calle pedorra pero de noche.-Dijo ella.
-No, no era lo mismo. Era completamente distinta. Es como que se abre a otra dimensión, pero no cualquiera puede sentirlo. Sólo Rivadavia decide a quién.
-No estamos yendo al pasto.
-No, no, pará. Decía que caminabamos como cualquier pareja feliz hasta que en un momento él se paró de espaldas a la calle que sería el mar y miró la pared que serían los médanos... y me dijo "¿Quién puede llamarse Roy Cortina? Y yo me reí, pero la risa nunca se apagó. Y ahí estábamos los tres mirándonos... sonriéndonos, atrapados en una postal eterna. A la cual puedo volver cada vez que quiero, y... y,,, convertir a Rivadavia en mar cada vez que quiero, porque dijimos las palabras mágicas. Como Alí Babá abrió la cueva.
Fer estalló de risa y preguntó- ¿Y cuáles eran las palabras mágicas?
-Ya las dije ¡Prestá atención! ¿Quién puede llamarse Roy Cortina?
Rochy se tentó y se rió sin ruido. Porque así era su risa. Y cuando terminó dijo- ¿Y por eso tenemos que votar a Roy Cortina?
-Obvio. Porque tiene magia. Con ese nombre su candidatura dura más que un amor. -Dejó de hablar y en silencio se miró su reflejo en el vidrio. Puta madre, ay no. Había ido al baño a lavarme la cara para despejarme y no terminar hablando de política como siempre me que ponía en pedo, pero eventualmente no funcionó.

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