jueves, septiembre 21, 2006

A mi sol de Avellaneda.


El 21 de septiembre de 1987, los estudiantes salieron temprano, como cada año en esa fecha, a festejar la primavera a algún parque. Comer unos sanguchitos, jugar a la pelota, a las cartas, simplemente conversar y tomar unos mates.
Pero no era como cualquier otro 21 de septiembre… las flores comenzaron a desprender sus aromas, y los parques se llenaron de fragancias dulces.
El sol brillaba imponente sobre las cabelleras de los flameantes adolescentes… porque otro astro acababa de nacer. Lo que indicaba que parte de su trabajo de iluminación, la podía ceder a este pequeño astro que nacía aquel día.
Nadie sabe cómo salió ni dónde, solo… que por alguna extraña razón lo llamaban Nº2. Lo más concreto que se ha dicho es que probablemente habría salido de la Atlantida, aquella sociedad perfecta creada por Platón es uno de sus aparentes mitos.
Y si, perfecto tenía que ser.

Sabes, vida mía, que cuando cae el sol y se apaga el día la luna brilla clara y limpia, pues tu la iluminas con tu amor, con tu belleza y con tu olor, con tu cariño, tu alegría y con tu voz.
Pero si tu no estás, si tu te vas, la luna mengua y desaparece, y las estrellas la encontraran. Y descubriran que mis lágrimas mecen en algún lugar sin más amparo que, mi propia soledad.
Y ahora morirme no sería más desgracia, que perderte para siempre, ay mi vida no te vayas. Porque yo se que esto es amor del verdadero, y sin dudarlo ni un momento, te confieso que te quiero, sin dudarlo ni un momento.
Llora mi guitarra cuando tu no estás se me parte el alma, me haces jugar malas pasadas. Lenvantas mi ánimo cuando me hace falta, sabes hacerme reir a carcajadas.
Puede que mañana veas en mi rostro la luz del alba, o puede que ya no sientas nada. Pero te aseguro que si hay algo de lo que no dudo, es que mi amor no encuentra fronteras en este mundo.
Y ahora morirme no sería más desgracia, que perderte para siempre, ay mi vida no te vayas. Porque yo se que esto es amor del verdadero, y sin dudarlo ni un momento, te confieso que te quiero.

No sabía que se escondía bajo el nombre de Sirius Black, como el mismo Sirius Black, que nunca terminas de conocerlo.Y resulta que con vos, me gané la lotería. Si, entre tantos te elegí a vos, y ahora no te cambio por nada del mundo. Es lo único que quiero que sepas. Nada tendría sentido… si nunca te hubiera conocido-
Feliz cumpleaños, mi negro bonito. Mi sol de Avellaneda.

No hay comentarios.: