De "El rastro de tu sangre en la nieve"
De Gabriel García Márquez.
Si en un gesto romántico, te regalo una rosa roja
que osa lastimarte con su belleza, con sus espinas, con sus suspiros...
y viola la blancura de tus suaves manos
con una pequeña mancha roja,
que no cesa de drenar sangre,
no me lo perdonaré.
Si el hilo de sangre, divino, continúa
y dejas tu marca por el camino que compartimos hasta el fin,
los caminantes podrán alcanzarte... y admirarte.
Si te debilitas y te sientes caer,
y aún así me muestras tu sonrisa, tu rostro impecable...
Será culpa mía.
Si llegamos al hospital
con tu mano vendada con un pañuelo teñido de rojo,
te tomaré de la otra mano,
y te acompañaré por los pasillos blancos.
Si nos separan
mi espíritu continuará sintiendo
la calidez de tu mano, y seguiré formando,
el contorno de tu mano
en el hueco de la mía.
Si te marchas a descanzar
y no mencuentran para despedirnos,
será culpa mía.
Y también será culpa mía
si al oír la noticia
se escapa parte de mi alma,
y se me olvida dar las gracias...
pido perdón...
Pido perdón al amor...
... si se puede.
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