La cólera de Tuli.

Itinerario del día 25 de agosto del 2008.
Me despierto pensando... si te voy a ver... a las 8.45 creo si mal no recuerdo.
Me tomo mi taza de café con leche, pongo el noticiero, saludo a mi mamá, (entre tanto me llega el mensajito de Tute que me alegra la mañana... y se sumaba a la respuesta de Hide de la noche anterior) y a las 10 y monedas me subí al verde camino a la facultad. Me lo tomé en Laprida... en Boedo ya estaba leyendo el libro que Kari me pasó. Me entretuve todo el viaje fantaseando con la novela, aunque las imágenes se me confundían con las de Cedric en Harry Potter.
Llego al seminario de histología a la facultad... y a cada clase que voy, me recuerdan lo ignorante que soy. Pero el profesor nos hace reír así que disfrute de la clase y supongo que a futuro me va a servir. Mientras verificaba la hora porque 14.30 me encontraba con mi hermana, me llega otro mensaje de Lala, que me hace sonreír con su inocencia y que no respondí.
14.35 le mando un mensaje a mi hermana, que el seminario todavía no terminó que me espere 5 minutos más... y cuarenta y algo, me retiro sin haber finalizado la clase, abro la puerta y me encuentro con Marito, un genio al que apuesto todo a que será un gran médico... me demoro un rato para saber que ocurría por los pasillos de Uriburo por los que ya no transcurro, y me despido casi corriendo en buscad de mi hermana.
Cruzo la calle y veo un perro con las patas duras hacia arriba, pero tenía que correr. Creo que no estaba muerto porque alzo los ojos y encontré a la chica que me tomó el desastrozo parcial de histología que se reía del perro creo... no sabía si me daba mas pena el perro muerto-nomuerto o ella que se tuvo que bancar mi patetíca justificación de los preparados.
El punto central de todo esto es que corria en busca de mi hermana mientras me avergonzaba por ese parcial cuando una mujer grandota, morocha y que no tenía nada que hacer de la vida me detiene como si fuese algo de vida o muerte. Como si unicamente yo tendría algo que a ella le podría ayudar. Llegaba más que tarde al encuentro pero por el respeto que pretendo conservar hacia las personas (aunque muchas no lo merezcan) me detuve a escuchar: que tengo diabetes... algo de la glucemia... que el clinicas no me ayuda... que salen $8 y lo mejor; ¿No me podés ayudar con $1 $2?
Yo me dije pucha... el muerto se ríe del degollado... viajé en el verde, caminé 20 cuadras para ahorrarme 40 centavos, de puro ratitismo y uno de afuera pretende que le regale $2 a "voluntad" forzada. Abrí un bolsillo y encontré unas monedas. Como viajaba en colectivo le di algunas, no todas... no sé... eran 40, 30 centavos, ja, lo que me había ahorrado.
Me mira, con un gesto que me hace sentir verguenza (verguenza es robar) y le digo la verdad: que me tengo que ir, que estaba apurada... entro a trotar porque escuchaba el pensamiento de mi hermana que me puteaba a unos metros de distancia y escucho que esa desagradable mujer me dice: Gracias flaca por burlarte de mí.
Apa... un momento... ¿qué pasó acá? ¡estamos todos locos! esto es lo que mi cerebro aflijido pensó 5 horas después porque como soy sumamente lenta no atino a reaccionar en el momento.
De verdad que yo no lo puedo creer... porque... 1) primero flaca ¿flaca? ¿se burlaba de mí o a parte de diabetes tenía algún problema en los ojos? 2) por respeto la escuché, y encima me tengo que bancar que la tipa me patotee.
Entonces llegué a la conclusión de que existe mucha gente en el mundo que verdaderamente no tiene nada que hacer y sale a la calle a amargarle el día a otras personas por resentimiento, porque son unos frustrados y porque no tienen la valentía de cambiar el rumbo de sus vidas... y porque no quieren trabajar, ante todo.
Y seguí gastando tiempo en esta señora inconcientemente pensando que podía cambiar su vida.
Porque si no tenes nada que hacer y molestas ¿por que no te vas?
Con la total sinceridad con la que relato esto, pensé que se podía pegar un tiro en la cabeza, no sin antes llamar a un vecino y decirle: Me despido, llamá al incucai, hay riñones nuevos.
Y de esta manera si su vida no hubiese sido productiva, al menos su muerte no sería en vano.
Ya se es violento el final que le di, pero se me ocurrió en caliente y se que estoy siendo demasiado fría. Pero es en honor a la verdad, que me gusta defender, lo que pensé.
No hay derecho.