jueves, diciembre 12, 2013

Diario de una tutuquera.

El negocio es medio oscuro, si. Es como una especie de selva... al entrar hay que traspasar una cortina de tiras plásticas gruesas, como si fuesen lianas, y caminar por un pasillo donde a los costados hay bolsas llenas de porotos y arroces, como flora salvaje. A la derecha incluso hay un barco, ahora, copado por frutas secas y abrillantadas, budines, cereales y turrones navideños. Además hay cierto olor particular, mezcla de especias y hierbas medicinales.
El contraste es mayor por estos días donde el sol pega sin clemencia, y arrasa con todo por allá afuera, a los que sufren sin el aire acondicionado salvaje de adentro. 
Resulta entonces que justo ayer, el sol se metió en el negocio. Por llamarlo de alguna manera, de la misma forma podría llamarle, luz, paz, amor. Todos estos sustantivos bonitos, tenían forma humana. Era un viejito, que ronda los 80 y me hace sonreír. Creo que alguna vez lo atendí, él no se acordaba de mí. Yo sí, porque parece que le tengo simpatía desde hace rato sin saber. Es que el hombre es amable. Tiene los pelos y la barba blanca y unos ojos profundos, azules. Me hizo acordar al libro de Hemingway El viejo y el mar, será la sensación, porque nunca leí mas que el título. Me pidió azúcar negra y pasas de uva para hacer las tortitas. Le pregunté si cocinaba él. Me dijo que sí, porque era de Entre Ríos, de Gualeguaychú y que allá todo el mundo cocina panes y pasteles caseros. Hablaba con una sonrisa que era imposible no devolver. Entonces me paga y le digo que espero que le salgan bien las tortitas, y me dice que seguro que sí porque ya están acostumbrados que hace mucho que las hacen porque allá todo el mundo cocina y que siempre nos compran a nosotros. Todo esto agarrándome la mano como nunca nadie. Y yo sintiendo algo dentro mío que nunca antes. 
Entonces cuando se fue, se fue con él la luz, pero me dejó el cuore caliente y la sonrisa implantada. 
Pensaba en los saqueos, y que qué lindo sería que haya mas gente como esa, que cómo sería el mundo y que si la gente de Gualeguaychú sería toda así. 
Hay gente que dice que dios es amor. Ese tipo es puro amor, el amor en persona. No creo que sea dios. O dios somos todos. 
Lo que sea, que dios lo bendiga y le de, de ser posible más amor. Y en caso de que lo sea él, entonces que se autobendiga. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A Gualeguaychú
Con ansias de cantar llegué hasta aquí
trayendo un madrigal a mí laúd
y desde que te vi palpita en mi
como una bendición Gualeguaychú.

Tan linda y tan radiante como el sol
se alza esta ciudad bella y hermosa
paraíso terrenal tierra gloriosa
que besa el Paraná y el Uruguay.

Cuna de oro de Olegario B. de Andrade
pueblo grande del genial Luis N. Palma
que cantara el inmortal Gervacio Méndez
mil canciones que en el cielo están grabadas.

Y esas flores que en el alma de mi vida
van cayendo como pétalos de azar
en la ofrenda musical que Buenos Aires
dedicará para vos Gualeguaychú.

Yo he sido designado embajador
y debo en cumplimiento esta misión
hacer de tu poesía y de tu amor
un culto a tu sagrada tradición.

No debo de borrar tu gratitud
y en una sucesión de luz divina
en nombre de las musas argentinas
te dedico el corazón Gualeguaychú.

Jota Pé Shinzato dijo...

oooooooooooooooooooo, nada más exacto. Imagenes hermosas de este texto. Y la magia encadenada. Gracias :)