jueves, abril 24, 2014

Todo tan raro.




¿Por qué viajamos animales en el Roca? Porque lo permitimos. Pensé que estaba prohibido subirse animales. Pero se ve que todos lo hacemos. Correctos o apresurados, como vacas al matadero nos subimos al vagón que elejimos o podemos. O viajamos colgados, cual simio, a la suerte del destino. O entramos a la selva y se activa el simpático. Colgados viajamos, con la soga en el cuello de nuestras ilusiones, viajar colgados en pensamientos o preocupaciones, colgado en nubes, abstrayendonos del momento. 
Todo es tan raro. La rifa es un asiento. Una silla de mierda, la clave del conflicto. Sí, tan insignificante. Como un ejercicio de teatro, o como el juego. Jugamos a hacernos los dormidos, los boludos, los sordos. Siempre, todos los días los mismo. Un silla de mierda que nos rebaja al canibalismo. Todo es tan raro... se contamina de violencia, cuando algún animal infectado con alta carga se sube y descarga sobre otro todo su enojo. Incluso mamíferos amamantando, golpeando salvajemente otros pasajeros, con el crío en brazos. 
Se pone oscuro, respirar para seguir. Viajamos como animales porque lo permitimos, porque jugamos el juego. Estamos adentro y nadie quiere salir. Nadie hace nada para salir. Cada uno compra su boleto para jugar al juego. Hoy elijo ser una garrapata en la oreja de algún buen pastor alemán. Juego a tatuarme el sol rojo del atardecer en las pupilas. Juego a enceguecerme. Juego a esperarte. Juego a imaginarte... serías... mmm... no sé... no hay animal que te personalice; tenés la sangre fría pero no el carácter, que te tira para la derecha. Por la forma en la que se me derrite la sonrisa cuando te veo, serías un cánido. Sin duda, un delicioso cánido. 

Amo a los caballeros. 

No hay comentarios.: