lunes, abril 17, 2017

Instalove.

Lloré a moco tendido y a lágrima viva. Pero me alegro de haberlo hecho, después de todo algún día y de alguna manera la venda debe caerse... Y siempre es trágico enterarse lo de papá noel, sobretodo porque se acaba la fiesta. Pero madurar y crecer no es un procedimiento indoloro. Lo bueno es que no queda otra más que superarlo y seguir. Y cualquier paso hacia una verdad... Una visión, siempre es importante.
Aunque no se vea, el sol está en alguna parte detrás de las nubes.
Es que cuando es el primer amor, siempre cuesta más y pareciera que duele para toda la vida. Tranquilos:  no es así, la tragedia sólo es shakespeareana.
Resulta que ella para mí era un sueño, más de lo que podía pedir. Más de lo que me merecía ( Y por supuesto que sí, porque para aquel que no se valora a sí mismo cualquier mamarracho es demasiado arte). Y claro, ella era una belleza que mi humilde bolsillo de laburante si demasiada ostentación podía pagar.
De a poco y con mucho dolor, y al principio negación, comprendí que no le divertía mi compañía. La complacía con la comodidad. La llevaba a los bares que ella elegía, esos donde la gilada se reúne... Y mientras yo le hablaba, ella le sacaba fotos al lugar, al plato, a sí misma. Su atención se centraba en cuántos me gusta o cuantos corazones acumulaba. Yo ni siquiera era parte del decorado, salía a cenar con su celular, ese era su acompañante.
Lo comprendí cuando ví que no era el único. Me vi reflejado en la lástima del tipo de en frente: no era cara de aburrido lo que aparentaba, era cara de infeliz. Él era un medio. Y eso que tenía al lado un re minón que casi no le habló. En un momento me miró y tuve que correr la vista, creí que era por verguenza ajena. Y no, claro. Era otra cosa, macho. Era una trompada, porque la realidad es así, te faja. No te avisa que se viene el puño. En su mirada me anunciaba el miserable presente: flaco, parecía decir, ¿ no me digas que no lo viste? Hasta yo le pongo corazones en el instagram, pero tiene más fotos de ella que de los dos. Obsesionada de su cuerpo y autoalabanza es incapaz de querer a nadie más, ¿qué estás esperando?.
No me vi reflejado, era un espejo literal. Esos que ponen de fondo de manera estratégica para que el lugar pareciera más grande y lleno. Todo era un farsa. Tampoco era un bar, mi vida era un circo.
Entonces lo supe: mi billetera podía comprar su falsa compañía, pero mi amor jamás la conquistaría.
Y más duro todavía es aceptar que ese sentimiento puro y noble que sentías era sólo un engaño.
Pero tampoco nada es más liberador que conocer la verdad, ni tan sanador como aprender de las heridas.

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