viernes, diciembre 15, 2017

Las tetas son de nosotras, las vaquitas son ajenas.

Soy mujer, soy hermosa y me gusta.
Que hermoso es ser mujer.
Y a cada uno lo que le toca... si hubiese nacido hombre diría "qué hermoso es ser hombre" pero no lo soy. No es cuestión de género, sino de identidad.
Y si me miro al espejo y me gusto, ¡bueno! no es asunto de vanidad. Siempre se empieza por quererse uno mismo.
A veces, no nos damos cuenta que la adultez nos otorga obligaciones y responsabilidades. En parte porque ella nos atraviesa sin darnos cuenta. En parte porque nadie quiere perder el niño que lleva dentro.
Hemos dado algunas charlas de sexualidad, reproducción, genero, a niños y adolescentes en escuelas.
Y me gusta... pero con los temas de la actualidad es difícil, cada vez más. Porque los adultos también muchas veces nos confundimos.
Hablamos del cuerpo, del amor, conocimiento y respeto.
Hacemos prevención, siempre, en cada consulta de niño sano desde la inspección de genitales al abrirles el pañal, hasta que ya tienen decisión para darnos permiso al revisarlos.
Y les explicamos, que nadie nos puede molestar ni hacer cosas que nos hagan sentir mal. Incluso que una mirada obscena, es sinónimo de acoso.
Y yo, que no soy nadie, pero con maternalidad, inocencia y egoísmo, deseo con todas mis ansias que el internet no llegue jamás a mi área rural, a mi campo, a mis chicos con sus chivos.
Deseo que jamás se estupidicen y confundan los "me gusta" y los corazoncitos con buenas intenciones.
Deseo que mis niños crezcan sanos, fuerte y con valores.
Deseo poder llevar adelante mis ideales y lo que les inculco. Que mis charlas no sean hipocritas y les pueda dar sentido a mis palabras en movimiento.
Deseo que mis mujercitas se amen, se reconozcan bellas y se gusten. Que sean libres y lo demás no importe nada.
Deseo que la pelotudez no nos llegue nunca.
Que tengamos un cuerpo bello, pero que sean más lindas nuestras acciones, nuestro pensar. Que mostremos las curvas de nuestro cerebro y de nuestros brazos fuertes con las bandera e ideales que icemos.
Que seamos siempre ricas, y la pobreza no nos encuentre nunca en operaciones estéticas para fotos desnudas. Que no caigamos nunca en deseos oscuros y desconocidos. Que no nos orgullezca nunca, los seguidores de nuestros pechos o trasero. Que no tengamos que mostrar la piel para alcanzar nada, para subir nada.  Que no seamos jamás tan superficiales... porque eso es miseria pura.
Deseo que seamos auténticas, que nos respetemos y nos hagamos respetar.
Que nosotros como adultos responsables, hagamos el labor de enseñar el autocuidado, el autoconocimiento, la intimidad.
Deseo tener los pechos grandes algún día... enormes, llenos de leche para mostrarselos... mejor dicho para ofrecerlo a mis hijos, en ese vinculo único que se forma en ese momento de la lactancia. Y desde ese instante, empezar a transferir todo esto que pienso con mi leche natural.

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