jueves, marzo 29, 2007

HAIKU (L musical)

¿Ves ese manto de
nubes blancas que
cubre el cielo?
Si miras bien,
se avecina una
tormenta .
Si miras mejor,
descubrirás que el sol
nunca se fugó.

miércoles, marzo 14, 2007

A Manfredi.

Me inclino ante Manfredi, a la manera persa, y le hago llegar un beso volador dondequiera que se encuentre.
Padre de éstas tres maravillas (Aléxandros), donde revive las hazañas de Alejandro de manera entretenida y apasionante. Logrando una combinación adictiva entre la istoria y la aventura.
Fución perfecta entre la simpleza del lenguaje y la detallada descripción de los paisajes y personajes.
Océano insaciable de conocimientos. Mezcla de naciones, culturas y costumbres.
La única confusión que me surge, es que ahora no se bien a quién elogiar... si al autor de esta triología, o al autor de estas campañas narradas.
Quizá a los dos por igual.
Claro que después de ser testigo de todas estas aventuras, el mismo lector se va encariñando con los personajes. Encontrando sus preferidos y odiando a los traicioneros.
Además del personaje de Alejandro, claramente destacado, que no sólo enamora a Leptina, Roxana, Barsine, etc... sino también al cualquier lectora.
Cabe aclarar que mis gustos se inclinan desde la infancia, por los personajes secundarios; como Héfestión (A quién adoro profundamente, como Alejandro. Por su simpleza, soltura y lealtad) y por los que mueren jovenes injustamente; como Amintas (Que me hizo lagrimear en su último momento). Por último, el que se ganó limpiamente un lugar dentro de mis preferencias, sin tener antecedente alguno, fue Seleuco. Me cautivó si cinismo e ironía, su valentía al enfrentar al rey con sus opiniones contrarias, su manera de pensar y de actuar, calmando el alboroto cuando comenzaba a agravarse.

Más allá del sol.


Miras el horizonte,

allí, en la morada del sol

donde la vista no llega

y la imágen se detiene antes.

Cuando decides que es allí

hacia donde quieres dirigirte sin detenerte...

y con paso seguro,

te adelantas unos centímetros inconcientemente.

El mundo no tiene más que gritar: Alalalái!

Que la tierra tiemble

porque está por nacer otro Alejandro Magno.

martes, marzo 13, 2007

¿Qué significa?

La noche está en la mitad de su esplendor
los astros armonizan con su luz
el manto oscuro, del impenetrable cielo.
Y bajo la inmensidad, tú y yo.
Dos insignificantes insectos.
¿Me creerías entonces capaz de tocar el cielo,
de volar hacia la estrella más lejana,
y de cortar el firmamento a la mitad?
Incluso, aunque no confiaras en mis palabras
yo me lo creería.
Porque no hay fuerza más poderosa
que la que siento correr por mis venas,
cuando tú estás cerca mío.

Ella y él.

Él, insensible e indiferente
cultiva sólo para sí
la inteligencia,
que le concede el poder para sobrevivir
en un mundo perverso.
Donde en nadie encuentra la paz ni la confianza.
Ella, cariñosa y sensible
vulnerable ante los sentimientos
cautelosa en el mismo término.
Vive luchando constantemente ante las desiciones
entre el corazón y la razón.
Y muchas veces se equivoca
porque el amor es ciego
y le impide pensar con claridad.
Sin embargo, es el único sentido del que carece,
todos los demás los tiene bien atentos.
Pero ella, siempre tiene a su alrededor
alguien quien la abrace y la proteja del dolor.

domingo, marzo 11, 2007

Cruel destino.

Majestuoso, sereno y tranquilo,
él es el príncipe Amintas de Lincéstide.
Desafortunado heredero del trono,
porque no es el único.
Su primo, Alejandro
bendecido desde el vientre de Olimpia,
de sangre sagrada
linaje de valerosos reyes,
de irresistible hermosura e
inagotable valentía.
Insaciables son los triunfos para él,
que no conoce la palabra "Imposible"
El mundo no está hecho para
ocupar segundos puestos.
Sólo el pedoreso vive como merece.
La ambición turba la mente,
el poder penetra en la conciencia,
y la trastorna.
Entonces siente miedo,
el mejor amigo de la inconciencia,
que lo obliga a actuar de manera inmediata
quitando del medio
todo aquello que lo genera.
Amintas muere, así, de la peor manera
juzgado como traidor.
Por el simple hecho de
poseer sangre de reyes
Por ser una sombra
en las pesadillas de Alejandro
que amenaza con quitarle el poder.
Su mente está ya, demasiado ofuscada
Sólo la suposición
logra poner en duda la fidelidad
de aquel honorable guerrero
que luchó en primera fila
embistiendo enemigos.
Que ahora es asesinado,
como los inocentes que caen primero,
pagando el precio
de la vanidad del hombre
que solo anhela,
la inmortalidad de su nombre.

viernes, marzo 02, 2007

O kairos ton Theós

El viejo soldado cae abatido
Se arrodilla en la rierra
como ante un dios a punto de ser juzgado
con gesto sufrido pero orgulloso.
En su mano derecha, la espada ensangrentada se le escurre.
Ya no escucha los cuernos de alerta, las espadas enfrentarse, ni a sus compañeros gritar ferozmente el nombre del rey.
Ya no siente las incontables heridas en su cuerpo que lo honraron general, ni la última mortal.
La herida profunda en su cuello no tarda en drenar la sangre; roja oscura, espesa, que se mezcla con el polvo que el movimiento brusco de los cuerpos violentos levantan y revuelven.
Tres segundos.
Es el tiempo concedido por el gran Dios para despedirse del mundo:
Recuerda a su esposa, hermosa y paciente
como la mismísima Penélope que teje su propia Esperanza con el fin de que sea eterna,
Y a sus hijos, ya adolescentes, fuertes y nobles...
Por más que lo desea su pensamiento no se detiene en ellos.
El inconciente ahora es más fuerte
Se esmera en recordar fielmente, el rostro de cada soldado al que le arrebatió la vida atravesándole su espada.
Mira sus ojos, llenos de miedo, pero con un honor aún presente.
Se compadece, en vano.
Cada herida que provocaba bestialmente, se ejecutaba a la vez en su alma pura
que de a poco iba perdiendo la hermosura divina contaminándose del mal.
Ahora estaba demasiado débil y poca luz iluminaba su vida.
Sintió miedo por primera vez, al igual que sus presas.
El viejo soldado cae abatido
Se arrodilla en la tierra.