lunes, junio 01, 2015

Y no.


Y No.
Y las primaveras no son eternas,
y las flores se marchitan.
Pero no.
No por eso dejaremos entrar abejorros.
No nos correrá el tiempo la esperanza.
Todo girará sobre el sol;
la piel, los ojos, los dedos, el vientre
pero no nos apurarán las ansias
no amanecerá un buitre por eso sobre nuestra almohada
no por eso mendigaremos ternura y pediremos limosna
no ofertaremos los labios cuando haya hambre
y no nos abrigará la bragueta cuando sople el frío.
Y no, no dejaremos caer los brazos
ni las ropas ni las alas,
no nos sobornará el paraíso terrenal
la mentira carnal.
No sacrificaremos la ilusión
no traicionaremos el sueño
Y no, no nos engañaremos.
nos nos arrodillaremos ante la soledad más sola
disfrazada de mascota insulsa,
al calor estúpido de un albergue transitorio
urgente, urente, impaciente, ocupado
No subastaremos el olfato ante rosas mentirosas
perfume de plástico, espinas afiladas.
No nos quitaremos la vista
ni el oído, ni el gusto, ni el tacto.
ni el corpiño
no mostraremos los senos quirúrgicos,
plásticos, parados, porque no
existen, en la fantasía hueca, cóncava
convexa, esbelta, desnutrida.
Y no, tampoco destaparemos la realidad plana
la meseta pampeana,
la naturaleza, los frutos, los higos y las uvas.
Y no beberán nuestro vino.
No lo serviremos en banquete de lujo.
Y no.
Y no dejaremos desprotegido el pecho
si no están dispuestos a penetrar las costillas y dejar la sangre.
No cederemos los derechos ni la libertad.
No apuraremos el postre porque se esconde la luna.
No venderemos el alma
aunque sea el último minuto.
Porque incluso un instante bien vivido,
y no entregado
vale la eternidad.

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