Estas son fotos del río de ensueño Nahueve.
Para llegar a este paraíso teníamos que ir unos cuatro kilómetros en auto. Cruzar una alambrada de púas, y caminar entre las piedras y las cizañas.
El muro (la barrucada precisamente) tenía manchas blancas, eran agradables a la vista. Si el lugar no fuese tan virgen, se podría decir que alguien habría venido a hacer arte rupestre, y a tirar pintura, de manera que caiga entre las piedras. Yo no me había dado cuentas hasta que Fede hizo el comentario, y confesó que se había dado cuenta, que no era otra cosa que diarrea de bandurria (un ave regional, de pico largo y curvo).
Ese día nos acompañó Brauni, el perro de Dani y Bren. Merendamos ciruelas del patio de Fede, y terminamos la tarde cantando "Hasta siempre comandante". Guido también estaba (mi criolla compañero de este viaje hermoso).
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