Como la luna y el sol bajo el mismo cielo... alineados, se encontraron esa noche dispuestos a todo, dispuestos a darse.
Si va a ser, que sea con todo. Le dijo ella. Saquémonos las caretas, la ropa, la piel, los versos, el hambre. Choquemos los cuerpos, combatamos. Hasta que no quede nada. Que haya una batalla, y si hay amor al final, mejor. Destrocémonos a besos hasta estallar, volvamos a ser polvo. Y si así debe ser, cuando estemos abatidos y con sed que brote la luz o seremos por siempre sombra.
Dos días después la sentencia fue firme. Esas palabras se escondieron cuando por su boca ingresó junto con el agua el criminal silencioso.
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