miércoles, mayo 31, 2017

El amor tiene cara de naichá.

Julieta esperaba a Romeo. Y la cagaron. Porque el tipo nunca apareció. Nadie le dijo que para crecer había que darse cuenta que el romanticismo no existía.
Entonces advirtió que sí, había leído muchas novelas de amor. Todas clásicas, todas de lugares muy remotos. Incluso de tiempos e idiomas que no comprendía.
Resolvió entonces que si Romeo se había muerto hace rato, se podía conformar con un tipo mas humano, mas cercano. "Yo quiero un Raly" Dijo. Un tipo así, con esa sensibilidad y esa pinta. ¡Que esté tan bueno! Un militante, que toque la guitarra, escriba poesía, tenga barba y pelo largo.Que sea de estos pagos, que hable el idioma. Agghhh, lo pensaba y se le caía la baba.
Y así, soñaba y escribía poemas de amor aún sin conocerlo. Las letras le brotaban solas y escribían sobre un sentimiento que nunca antes había conocido. Tenía su diario, por supuesto. Rosa con perfume.
Hasta que apareció, sin previo aviso. Así como un tifón tropical, con esa potencia. Con la crudeza de la realidad pero con  la ternura de su corazón, le destrozó el diario íntimo y todas las frases de amor insulsas.
No era ni un Romeo ni mucho menos un Raly. Era amor.
Y por muchas caras que tu mente le ponga al amor, cuando realmente aparece... lo reconoce el corazón.


Marcados con el círculo de la pasión, elegidos para representar al distrito 1 en los juegos del cagado de hambre; por la milanga, las papas y el gohan.


Suspenso. ¿Has visto la cara del amor? :) 

miércoles, mayo 24, 2017

El comienzo de lo que sigue...






































El 31 de Julio del 2016, ésta foto me golpeó la frente. Literal.
Con calor tropical, a un día de empezar la beca en Okinawa, estaba ansiosa y feliz.
El baño de Hisao ojisan tiene un inodoro inteligente, pero es tan estrecho que cuando te sentás, la puerta queda a centímetros de tu cara. Es curioso, porque en esa puerta había un planisferio; en los bordes tenía las banderas de todos los países, muchos ni los conocía.
Cuando busqué la Argentina, reaccioné ante dos cosas; La primera, dice Islas Faklands y entre paréntesis Malvinas. Son Argentinas. El mundo lo duda. Entre paréntesis.
Lo segundo que me llamó la atención, fue que hay sólo ciertas ciudades indicadas, y no sé con qué criterio pues ni siquiera son ciudades capitales todas. Busqué la provincia soñada, y además de la capital estaba marcado el destino: Zapala.
Para los que no pueden leer Katakana, créanme. Esto no lo inventé, dice eso.

sábado, mayo 06, 2017

Travesía II

Aprendimos la diferencia entre los peajes de Buenos Aires a La Pampa.

A la ida, fue un estudio puramente observacional. Bah, yo observaba cómo Pupito refunfuñaba cada vez que saludaba a los trabajadores y no obtenía respuesta. Le decía que no se enoje al pedo, porque iba a envejecer más rápido.

A la vuelta, ya más relajados y con aire renovado, tomé nota. Cuando pasamos por el de La Pampa, el empleado nos preguntó cómo andábamos, a penas lo pasamos festejamos la proeza. Ya en el interior de Buenos Aires, cerca de 9 de Julio, el laburante nos dijo "Buen día" de manera enérgica y militar, casi como imponiéndonoslo... y me gustó de esa manera. Debía ser un buen día, ese es el mensaje que me quedó. Ya en el acceso oeste, mi billetera había quedado vacía. Igual que la devolución de saludo. No hay siquiera contacto visual, sólo con el billete. Una mano agarra y devuelve el vuelto. Pupito que no pierde la cortesía y aún sabiendo que no le van a responder el saludo, agradece antes de acelerar.

Travesía-


Del arte de caminar se aprende a juntar valor para atravesar lo desconocido.
Avanzar hacia lo nuevo, dejando atrás lo conocido aunque eso implique perderse, desorientarse, retroceder, retomar el camino. Y es que de eso se trata. Eso es lo que termina de definir un camino. No cuán rápido llegamos al paisaje más soñado para sacarnos la selfie, sino cómo llegamos. En qué estado se encuentra nuestra alma, si ganó luminosidad, si perdió peso, si eliminó toxinas, si respiró la pureza.
Aventurarse en lo ignorado, reconocerse en el momento, en el tiempo y el lugar. Ser parte del cuadro, ser parte, ser. Y después dejarlo partir. Es decir, dejar allí una parte de uno.
Yo ya me partí, el año pasado me enamoré. Me hice trizas entre las rutas nuequinas; las que ahora se convierten en coronarias en el corazón. Dejé que me atravesara la inmensidad de sus montañas, lo profundo azul de sus aguas, el aire frío, el viento norte y el amor de la gente.
Yo ya me partí, el año pasado me enamoré. Entro y salgo de vos con la liviandad del que camina hasta donde llega su pueblo. Te atravieso y me dejo atravesar con frescura. Porque amo tus colores, tus olores y sabores. Amo tus rutas de ripio, las que pasan por la cornisa, las consolidadas. Amo tus vueltas por las rotondas. Tus guiño de ojo mientras suena kariyushi58, tus besos que saben a yerba mate y cedrón. Tus ojitos que sonríen cuando los golpea el sol de atrás. Amo tu manera de andar, tu tranquilidad y tu paz. Tu abrazo en cada parada.
Me enseñaste a ir serena, con la certeza de que me espera lo que tiene que ser. Y que no pasa nada si no se da, será que no es el momento. Me enseñaste a que respetando las leyes, se hace lo correcto y ahí está la diferencia.
Pasito a pasito, suave, suavecito disfrutando la vista y la compañía aunque al lado algunos tengan prisa por ser unos giles.
Aprendimos que el mejor viaje es este que caminamos juntos, cada día.