sábado, mayo 06, 2017
Travesía-
Del arte de caminar se aprende a juntar valor para atravesar lo desconocido.
Avanzar hacia lo nuevo, dejando atrás lo conocido aunque eso implique perderse, desorientarse, retroceder, retomar el camino. Y es que de eso se trata. Eso es lo que termina de definir un camino. No cuán rápido llegamos al paisaje más soñado para sacarnos la selfie, sino cómo llegamos. En qué estado se encuentra nuestra alma, si ganó luminosidad, si perdió peso, si eliminó toxinas, si respiró la pureza.
Aventurarse en lo ignorado, reconocerse en el momento, en el tiempo y el lugar. Ser parte del cuadro, ser parte, ser. Y después dejarlo partir. Es decir, dejar allí una parte de uno.
Yo ya me partí, el año pasado me enamoré. Me hice trizas entre las rutas nuequinas; las que ahora se convierten en coronarias en el corazón. Dejé que me atravesara la inmensidad de sus montañas, lo profundo azul de sus aguas, el aire frío, el viento norte y el amor de la gente.
Yo ya me partí, el año pasado me enamoré. Entro y salgo de vos con la liviandad del que camina hasta donde llega su pueblo. Te atravieso y me dejo atravesar con frescura. Porque amo tus colores, tus olores y sabores. Amo tus rutas de ripio, las que pasan por la cornisa, las consolidadas. Amo tus vueltas por las rotondas. Tus guiño de ojo mientras suena kariyushi58, tus besos que saben a yerba mate y cedrón. Tus ojitos que sonríen cuando los golpea el sol de atrás. Amo tu manera de andar, tu tranquilidad y tu paz. Tu abrazo en cada parada.
Me enseñaste a ir serena, con la certeza de que me espera lo que tiene que ser. Y que no pasa nada si no se da, será que no es el momento. Me enseñaste a que respetando las leyes, se hace lo correcto y ahí está la diferencia.
Pasito a pasito, suave, suavecito disfrutando la vista y la compañía aunque al lado algunos tengan prisa por ser unos giles.
Aprendimos que el mejor viaje es este que caminamos juntos, cada día.
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