Aprendimos la diferencia entre los peajes de Buenos Aires a La Pampa.
A la ida, fue un estudio puramente observacional. Bah, yo observaba
cómo Pupito refunfuñaba cada vez que saludaba a los trabajadores y no
obtenía respuesta. Le decía que no se enoje al pedo, porque iba a
envejecer más rápido.
A la vuelta, ya más relajados y con aire renovado, tomé nota. Cuando pasamos por el de La Pampa, el empleado nos preguntó cómo andábamos, a
penas lo pasamos festejamos la proeza. Ya en el interior de Buenos Aires,
cerca de 9 de Julio, el laburante nos dijo "Buen día" de manera enérgica
y militar, casi como imponiéndonoslo... y me gustó de esa manera. Debía
ser un buen día, ese es el mensaje que me quedó. Ya en el acceso oeste,
mi billetera había quedado vacía. Igual que la devolución de saludo. No
hay siquiera contacto visual, sólo con el billete. Una mano agarra y
devuelve el vuelto. Pupito que no pierde la cortesía y aún sabiendo que
no le van a responder el saludo, agradece antes de acelerar.
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