He visto mucho, por suerte.
He visto el primer llanto, he visto el llanto padre, el llanto madre, que en conjunto se llama amor, o lo que es lo mismo familia. He visto la luz, y se me ha borrando cuando el llanto estuvo en mis ojos.
He visto madres jóvenes, casi niñas, y madres maduras. Primiparas y gran multíparas.
He visto la serenidad, pocas veces. He visto la locura, muchas veces.
He visto el miedo, he visto el dolor.
He visto como aguantan.
He visto como siempre, está la panza por delante.
Las he visto flaquear y salir adelante. Las he visto intentando abandonar el barco por el dolor. Las he visto dudando, diciendo que no podían.
Y las he visto poder siempre.
Siempre.
Poder.
Ese es el valor. La fuerza.
Fuerza abajo, donde está la resistencia natural, el centro femenino. He visto el primer llanto, he visto el llanto padre, el llanto madre, que en conjunto se llama amor, o lo que es lo mismo familia. He visto la luz, y se me ha borrando cuando el llanto estuvo en mis ojos.
He visto madres jóvenes, casi niñas, y madres maduras. Primiparas y gran multíparas.
He visto la serenidad, pocas veces. He visto la locura, muchas veces.
He visto el miedo, he visto el dolor.
He visto como aguantan.
He visto como siempre, está la panza por delante.
Las he visto flaquear y salir adelante. Las he visto intentando abandonar el barco por el dolor. Las he visto dudando, diciendo que no podían.
Y las he visto poder siempre.
Siempre.
Poder.
Porque siempre vientre, madre son sinónimos de refugio y fortaleza.
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