La china le dijo al negro que se case con ella para que no la deportaran.
Pero el negro que no era ningún gil, le podía oler el conurbano hasta en las letras que escribía.
Raje, le contestó.
Se habían casado con amor
Se habían cansado del amor
Costó llanto, ira y tristeza
pero al fin se separaron
Lo mismo que cuesta enamorarse
como si no fuera algo
en lo que haya que trabajar también
Ahora brillan con intensidad
cada uno por su lado
Habrán entendido
que primero hay que amarse
a uno mismo.
Separaron los bienes
y los males también. (digamos la verdad)
Pero solos se quedaron muy bien
mejor que estando juntos
Giles son los que sobran del mandato social.
Afortunados aquellos que fracasan
en el matrimonio y terminan en divorcio
Y no se condenan los días
porque alguna vez juraron
amor para toda la vida.
Es que a veces cambia el amor
y a veces cambia la vida.
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