martes, mayo 03, 2011

El derecho de la duda.

Verdad: muero con la incertidumbre de saber si es absoluta o relativa, porque de a ratos, defiendo a muerte una postura, pero otras veces estoy convencidísima que es al revés. Así y todo, es una palabra que me gusta. Porque provoca combustión, tiene relación con el movimiento interno de los seres y eso en parte, es vida. Y -no quiero chistes fáciles- siempre tuve la visión de que tiene carácter noble. 
Estaba pensando (guarda) que... es difícil. Uno cree en la verdad, o en su verdad o cree que es verdad lo que cree. Entonces lo sabe... ¿pero lo sabe? Por eso, la eterna comparación, entre la razón y el corazón. Porque no siempre es más fácil sentir que pensar. Pero en el sentir, hay verdad. Absoluta. No se puede sentir de mentira. Uno siente y punto. La sensibilidad es verdadera. Uno puede no estar seguro de sus sentimientos por x razones pero lo que sea que sean, son reales. 
Por eso la convicción está en hacer lo que el corazón sabe; que es su voz la certeza de que no hay lugar para un error cuando de sentir se trata. (te quiero relativamente... no es que te odie, te amo mal... cada día, 0,5 más... sentís errado) Entonces uno se puede liberar (si quisiera) completamente de la duda. 
Pero es distinto con lo que uno piensa... porque uno puede creer que algo es verdadero, pero luego se da cuenta que vivió creyendo en una mentira. Entonces; la cabeza es redonda, ya lo dice la pared, para que pueda cambiar de dirección. 
Experimento Nº1: Clearence de la truchada. Agarrate un diario, consumilo, filtralo, secretalo, reabsorbelo y después mealo. ¿Qué volumen de plasma fue depurado de las mentiras por unidad de tiempo? 
Todo esto que no se entendió un joraca y nadie va a leer, es la introducción de la revelación de mi día. 
A la mañana estaba en el negocio escuchando el programa de Andy (por la Metro... sí cambié a Lalo y Maju) que llevó de invitado a Lanata. Estuve la hora que duró la entrevista haciéndome la pelotuda y envasando orégano para quedarme cerca del parlante. Confieso que soy una ignorante de la vida y lo tengo al gordo de vista nomás. Me gustó muchísimo. Me gusta la cosas que dice, me gusta como piensa, estoy de acuerdo en la mayoría de los puntos, otros tantos me gustaría saber más, me hace cagar de risa, por momentos me gusta el periodismo, me calienta el espíritu de Walsh. 
Todo esto, tampoco es nada, o bueno, no es demasiado. 
Lo mejor es que pude aclararme las dudas que tenía tan guardadas que habían dejado de importarme ----> Lo mismo que dijo Lanata, lo mismo; me lo dijo Pini hace 8 años atrás: Que Clarín, que las abuelas, que Menem, que la corrupción y los DDHH. 
Yo tenía 14 años y no entendía ni mierda. Le pedí varias veces que me explicara, pero a veces él se excusaba o me hablaba de cosas que no entendía. Claro, las entiendo ahora. Un poco de delay para agregarle más emoción. Tarde o temprano, la cabeza te hace un crack.
A veces es tan fácil creer las pelotudeces y somos tantos los pelotudos que las creemos, y que el que se da vuelta primero y opina diferente es el mayor. 
Me alivia saber que al fin, hay cosas que las comprendo... aunque me haya sentido traicionada por mi propio pensamiento. Lo que siento no es mentira. 


http://perros.metro951.com/


Muero cuando dice: "Lanata es puto. Sí ¿y qué? ¿a quién le importa? ¿A quién le tengo que mostrar el estudio de mi virginidad anal? Sí soy puto, soy reeeeeeeeeee puto ¿Por qué lo tengo que demostrar? ¡Demostrame vos que no sos chorro!" 

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