miércoles, enero 09, 2013

El cineasta y la partera (1era parte) Jorge Asís.


El lunes encontré de casualidad "El cineasta y la partera" en una librería muy interesante que vende usados en Burzaco. Justo cuando lo había dejado de buscar, el precio ($12) practicamente me obligó a comprarlo. Es de 89 y por un mes, otra vez, es más viejo que yo. De hojas amarillas pero fuertes. Los libros de antes eran otra cosa. 
Me gusta la prosa de Asís. No lo puedo evitar... tiene esa manera de narrar... cosas tan cotidianas, pero de novela. Con un lenguaje insolente... casi familiar. Diría que si mi amiga Pocha supiera escribir así, dificilmente se los diferenciaría. El tipo metió la palabra "pijazo" en los primeros capítulos que voy leyendo. Al margen del lenguaje... me entusiasma. Además del contexto histórico, las pequeñas historias son bien argentas. Las calles de once... siempre son calurosas y calentonas. 
Cubito dice que Asís es un chupaculo de Menem. Por otro lado, he leído algunos comentarios desafortunados de Asís sobre Viñas, y eso me afecta el inconsciente. De Viñas no leí ningún libro entero aún, considero que requieren de una cierta maduración para hacerlo. De todos modos, creo que nadie puede negar que fue un grande. La historia de fiscal en el hospital, la única vez que votó Evita me la sé de memoria y es fascinante. Pero a Viñas le tengo un cariño especial e indirecto, porque es uno de los pocos que dijo que Walsh era mejor que Borges. 
Hoy fui a comprar un lampazo a una casa de limpieza y para pagarle apoyé una carpeta y el libro que tenía en la mano, sobre el mostrador. El chico que era re copado dobló el cuello para leer el título y me dijo: "Interesante Asís... sabe mucho de política... y habla muy bien" Después nos quedamos hablando un poco de política. Bah, él hablaba porque yo estudio medicina. Soy ignorante. Me dijo lo malo de las novelas históricas era uno tenía que volver hacia atrás, que para entender la historia había que entender la política, y para entender la política (los discursos peronistas) tenía que leer El Príncipe de Maquiavelo.
Las idas y vueltas, las ideas y las vueltas. 

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