jueves, marzo 26, 2020

Las manos.

                                                                                                                                        A Regina.

Con ellas, todo. 
El principio y el final. 
Una cadena y un espacio. 
La caricia, la ayuda. 
Las letras que conforman este texto. 
La música, el arte. 
El movimiento, el calor. 
El sudor, el viento. 
Las lineas de la vida. 
La identidad que nos define. 
El tacto. 
No. El tacto no. 
Hoy: nuestras enemigas. 
Ayer: el amor. 

Es un recuerdo dulce. 
Me enamoré cuando te vi en los ojos de ella. 

Y ella, hermosa, siempre peinada. 

Usaba vincha y pelo muy blanco. 
Su corazón se había vuelto loco hace rato. 

Nunca supe la causa, tal vez fuiste vos. 
Pero eso, creo que no se contagia. 
Me detuve a verlos.
Le hablabas serio, ella te miraba fijo. 
Sus manos enlazadas. 
Deseé ser ella. 
Ella, volvió tiempo después. 
La reconocí en seguida. 
La acompañé en el final. 
Coqueta hasta lo último, 
me alegré de que te vuelva a ver. 
La mano, no sé, si le habrás dado. 
Tu mano. 
Esa que agarro fuerte cuando caminamos por la calle 
y que solté en la esquina del chancho. 
Te pregunte si me ibas a extrañar 
y antes que me respondas te exigí que llores 
hiciste el que llorabas, sos mal actor 
y te fuiste cagándote de risa. 
Tus manos. 
Sanan. 
Amor. 
Esta es la distancia mas difícil de sostener. 

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