El silencio, hoy es salud. La educación hoy es silencio. El presente son promesas, el futuro es silencio.
Se disfraza el silencio, con evasivas sin subtítulos, en otro idioma, en amarillo, llamando la atención de los desorientados. Apostando la expansión de un imperio que viola los derechos humanos, condenando la posibilidad de un futuro nacionalista propio y optimista.
El silencio de los que toman las decisiones, hay que callar. Las voces de los que pueden luchar por su justicia, hay que alzar.
Desde pequeña me preguntaba, porque las instituciones dependientes del estado, eran las “quilomberas”, aquellas que cortaban calles, movilizándose, protestando con petardos y banderas, con huelgas, con paros. Por qué muchos colegios hacían paros, mejor dicho, por qué los docentes hacían paros, interrumpiendo la educación de sus alumnos.
Recién ahora estoy comprendiendo todas estas inquietudes que me surgían desde chica.
A veces… se acaban las opciones para protestar cuando la voz ya no alcanza y los poderosos hacen oídos sordos.
Triste, triste. Triste la organización de una movilización que no genera convocatoria.
Triste, triste. Triste, cuando la resolución beneficia a todos y siempre son unos pocos los que protestan.
Triste, triste. Triste, cuando todos guardan su trasero y su pellejo. Cuando nos quedamos en casa estudiando para un parcial, mientras nuestros docentes, están en la calle, luchando por un salario digno. Triste y paradójico.
“Para quién canto yo entonces? Si los que saben no necesitan que les enseñen”
La educación estatal, hoy peligra. Eso no hay que callarlo.
Todo se calla, la verdad… ¿Para que sirve un periodismo si las notas reales no aparecen en las hojas de los diarios?
Y todo se vuelve estúpido, en esta gran selva donde rige la ley del “Sálvese quien pueda”
El otra semana mediocre donde todos nos colgamos de las tetas de una tal sabrina desagradable sabrok, nadie se enteró de las voces de los docentes y estudiantes…
Triste, triste.
Triste la economía de los docentes ad honorem. Loable es su desempeño. Educar sólo por el honor… se admira. Pero el honor no les da comer.
Enseñan y viven a la vez… hacen lo que pueden, y lo que pueden es mucho.
En mi infancia, mis padres me pagaban mi colegio privado, y como todo dinero… tiene el gran poder de callar los problemas.
Creí que en la Universidad de Buenos Aires, la primera institución estatal en la que concurro, todo sería igual… Lío, paros… sálvese quien pueda. Pero cabe destacar que por lo menos mi cátedra de histología (I), sobretodo los docentes de embriología, son distintos… quizá, desde mi perspectiva superficial y desde mi ignorancia, creo en su lado maternal. Todo cuanto ayudante o docente, o jefe me encontré… saben instruir con facilidad y con entusiasmo, con delicadeza y con tolerancia.
Más allá de su reclamo, incluso, agregar horas de clase para temas que no están muy desarrollados en los libros… clase abierta para todos los alumnos que quieran participar, aún con un ojo roto (después de algún robo) o con todos los problemas económicos que cargan en su mochila. Esa dedicación, merece un ínfimo homenaje que creo, podría ser un salario y una jubilación digna.
Recién ahora estoy comprendiendo lo que vale un título de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Es el esfuerzo lo que pesa más que nada… la perseverancia.
No sé cual será la solución ¿Vox Populi, Vox Dei? Llamado a la solidaridad, se necesita con suma urgencia la cohesión del pueblo argentino para ser escuchado por Dios, si los gobernantes no piensan hacerlo.
La unión, dijeron por ahí, es la base de toda solución.
Deberá peligrar entonces, la comodidad de todos aquellos involucrados en esta cuestión, para que la movilización sea masiva y ostensible.
Se disfraza el silencio, con evasivas sin subtítulos, en otro idioma, en amarillo, llamando la atención de los desorientados. Apostando la expansión de un imperio que viola los derechos humanos, condenando la posibilidad de un futuro nacionalista propio y optimista.
El silencio de los que toman las decisiones, hay que callar. Las voces de los que pueden luchar por su justicia, hay que alzar.
Desde pequeña me preguntaba, porque las instituciones dependientes del estado, eran las “quilomberas”, aquellas que cortaban calles, movilizándose, protestando con petardos y banderas, con huelgas, con paros. Por qué muchos colegios hacían paros, mejor dicho, por qué los docentes hacían paros, interrumpiendo la educación de sus alumnos.
Recién ahora estoy comprendiendo todas estas inquietudes que me surgían desde chica.
A veces… se acaban las opciones para protestar cuando la voz ya no alcanza y los poderosos hacen oídos sordos.
Triste, triste. Triste la organización de una movilización que no genera convocatoria.
Triste, triste. Triste, cuando la resolución beneficia a todos y siempre son unos pocos los que protestan.
Triste, triste. Triste, cuando todos guardan su trasero y su pellejo. Cuando nos quedamos en casa estudiando para un parcial, mientras nuestros docentes, están en la calle, luchando por un salario digno. Triste y paradójico.
“Para quién canto yo entonces? Si los que saben no necesitan que les enseñen”
La educación estatal, hoy peligra. Eso no hay que callarlo.
Todo se calla, la verdad… ¿Para que sirve un periodismo si las notas reales no aparecen en las hojas de los diarios?
Y todo se vuelve estúpido, en esta gran selva donde rige la ley del “Sálvese quien pueda”
El otra semana mediocre donde todos nos colgamos de las tetas de una tal sabrina desagradable sabrok, nadie se enteró de las voces de los docentes y estudiantes…
Triste, triste.
Triste la economía de los docentes ad honorem. Loable es su desempeño. Educar sólo por el honor… se admira. Pero el honor no les da comer.
Enseñan y viven a la vez… hacen lo que pueden, y lo que pueden es mucho.
En mi infancia, mis padres me pagaban mi colegio privado, y como todo dinero… tiene el gran poder de callar los problemas.
Creí que en la Universidad de Buenos Aires, la primera institución estatal en la que concurro, todo sería igual… Lío, paros… sálvese quien pueda. Pero cabe destacar que por lo menos mi cátedra de histología (I), sobretodo los docentes de embriología, son distintos… quizá, desde mi perspectiva superficial y desde mi ignorancia, creo en su lado maternal. Todo cuanto ayudante o docente, o jefe me encontré… saben instruir con facilidad y con entusiasmo, con delicadeza y con tolerancia.
Más allá de su reclamo, incluso, agregar horas de clase para temas que no están muy desarrollados en los libros… clase abierta para todos los alumnos que quieran participar, aún con un ojo roto (después de algún robo) o con todos los problemas económicos que cargan en su mochila. Esa dedicación, merece un ínfimo homenaje que creo, podría ser un salario y una jubilación digna.
Recién ahora estoy comprendiendo lo que vale un título de la Universidad Nacional de Buenos Aires.
Es el esfuerzo lo que pesa más que nada… la perseverancia.
No sé cual será la solución ¿Vox Populi, Vox Dei? Llamado a la solidaridad, se necesita con suma urgencia la cohesión del pueblo argentino para ser escuchado por Dios, si los gobernantes no piensan hacerlo.
La unión, dijeron por ahí, es la base de toda solución.
Deberá peligrar entonces, la comodidad de todos aquellos involucrados en esta cuestión, para que la movilización sea masiva y ostensible.
En definitiva, es la ley de la vida. Cada uno lucha por sus propios intereses... triste, triste.
¿No lo hago yo también acaso? Triste, triste.
Este no es un medio para aprobar la materia aunque así lo parezcan. De verdad que son muy tiernos los docentes, los ayudantes, hasta la jefa... lo poco que conozco. Y es a mi parecer tal cual lo describí anteriormente.
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