Ella creía que era su mejor amigo.
Que era su media naranja.
Esas cosas no existen.
Él ahora es un banana, una naranja exprimida, una naranja arrepentida.
Pero sigue siendo lo mejor de ella. La mitad de su alma.
Ella lo extraña.
Extraña tenerlo en su espacio. Le molesta que ahora su escritorio, su tiempo, sea todo para ella, y él, ya no la invada. Extraña que de a poco su brazo izquierdo la aleje hasta quedar reducida al borde, con casi nada para ella, casi todo para él.
La hacemos bien, la hacemos completa. No sé de qué día es eso. Sólo puedo asegurar, porque es evidente, no porque me acuerde, que NO estábamos en pedo.
1 comentario:
:D ja! como te quierooooooooooooo! te extraño demasdiado corchooo!
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