sábado, octubre 02, 2010

El día que te vi…

No fue un día,

Fueron minutos congelados,

De un cuadro surrealista,

Un grito, una puteada.

Avanzábamos todos,

A una velocidad violada.

Las ventanas eran manchas,

Paisajes con acuarela,

De un dibujo de mi ahijada.

Nuestros mundos tan distintos,

Tan distantes,

Tan separados,

Tan idealizados,

Cohesionaron.

Distraídos, se hicieron polvo.

Estallido que quebró mi ser,

Y tu imagen se parte.

Comprendo aquello de la contemplación.

Sentir el dolor de la belleza.

La magia violenta,

Comprimiéndome los órganos,

Astillándome los ojos con tu pureza.

Nada es más lindo como este momento.

Nada es más de nadie que mío.

Nada es más tuyo que sus labios.

Nada es más último que el punto.

Yo deshaciéndome,

Mis restos se acumulan en el suelo,

Te miran desde abajo,

Como te devorás con ella,

Ardiendo otro astro.

Caen los meteoritos;

Un boleto del 118, un chicle disimulado

Voces,

Tierra, mugre… llantos silenciados.

Matándome dulcemente,

Y el chofer, mi única esperanza;

Que tire al viento mis residuos,

amén.


(Yo quería algo de amor, y descubrí que desde otro ángulo, es terrible... al estilo de amanece en la ruta)

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