De la misma forma en que los imbéciles guardan bombas bajo el mar/la arena, otro tipo de imbéciles –más inofensivos- guardan marcas/rastros de sus amores bajo la piel, inevitablemente.
Y cuando la naturaleza más que por sabia, por revirada, nos mueve el piso: algo dentro o fuera nuestro explota y siempre es un desastre.
Por suerte uno lo supera, y sino ¿a quién le importa como continúa la historia?
Esto básicamente no pasaría si nuestra raza no creara cosas que después no sabe por dónde metérselas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario