lunes, agosto 22, 2011
UTA!!! (union de trabajadores argentinos)
Lograr una meta es haber ganado. Disfrutar un pequeño instante y que la felicidad perdure... huele a victoria.
Digamos que las mismas cosas por las cuales me bajé de los concursos de canto hace 10 años atrás siguen estando... pero ya -mucho- no me calientan. A lo que le sumo los nuevos descubrimientos, desafíos, y aportes.
El desafío es mío; perder el miedo, y que se oigan nuestras voces. Por lo que objetivo es meramente egoísta.
Descubrimientos; la tía sensei y esas niñas me llenan de amor, entonces una se siente acompañada por un grupo hermoso de pendejas que cantan divinamente.
Durante ESTA semana sólo pude practicar el viernes a la noche y no tuve tiempo para hacerme la remera.
El sábado me levante tempranito y practiqué un par de veces, salía horrible, espantoso, asqueroso. Cero ganas de ir.
Una hora antes de salir, se me ocurrió empezar la remera, porque sino, mi voz no tenía sentido ahí arriba del escenario en La Plata. Así que con la tinta sin secar salí hacia el concurso.
Esta vez me propuse No olvidarme la letra y no abandonar las notas altas. Porque todo pasa por el interior, y al cantar se exterioriza. Entonces, si yo me proponía seguridad con la letra, no había chances de olvidarme.
Las prácticas con los consejos de Cecy y los de Meli, se me tatuaron en el cerebro y no me permitían trastabillar. Así que unos números antes subí con un poco más de calma, aunque no dejaba de estar nerviosa.
Me clave unos tía maría y algunos varios vasos de agua mientras cantaban 12 y 13. Cuando cantó 14, 16 se me acercó, me miró y me dijo algo así "Bueno, mucha suerte y espero que lo disfrutes mucho, en serio". Un gesto hermoso y gratuito.
Me moría... Estaba re nerviosa, le sonreí -como idiota.- y le dije "gracias"
16 es re fachero. Todas mueren por él, mi hermana me lo dijo en el concurso pasado y yo ni mu, la verdad no es mi estilo, pero comparto en que tira facha.
El echo es que esas palabras, minutos antes de que me juzguen 6 zambucettis y toda la audiencia, me movieron bastante. Disfrutar era algo que yo quería y hacía años no podía. Hace diez años que cada vez que piso un escenario para cantar, la paso mal. Es un trastorno y síntoma de masoquista. ¡Qué se le va a hacer! Es mi lucha interna.
15 fue mi numero. Canté del intervalo hacia adelante, la fracción conflictiva, inclasificable. Pedorradas.
Realmente disfruté. Me subí con Dane a cantar sin temblores ni improvisaciones, a mostrar algo y a demostrarme algo. Los nervios se atenuaron y vencí. ¿O no era hasta la victoria siempre?
Triunfar, es una linda sensación después de esas palabras, y nunca dije que canté bien.
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