La boya naranja de tararira flota sobre el lago de los helados. Aretha sostiene la caña mientras espera impaciente y canta una canción para engañarse a sí misma. Es que de carnada puso su corazón.
Espera el pique del postrecito de mousse de limón. Porque con ese sabor en los labios, sabe como hacer bailar a las palabras.
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