Me había levantado temprano para amargarme la mañana leyendo algo de inmuno seguro, materia que me parece asquerosísima. Así que me senté en la mesa con mi mate cocido al lado y desayuné con el enano y el ñoqui.
En eso, el enano ve el libro rojo y enorme, novela amada (que siempre tengo a mano para salir del infierno de una escapada), y dice- ROBERTO GOMEZ BOLAÑOS...
-El chavo-dicen a la vez, con mi viejo.
Y el enano sigue- ¿Escribió un libro? ¿Cuando escribió un libro?
Yo lo miro incrédula y antes de abrir la boca el ñoqui ya se está riendo porque se da cuenta lo que voy a decir.
-¡No es el chavo, pelotudo! ¿Donde dice Gomez Bolaños? ¡Que manga de idiotas!- les digo indignada y nos reimos los tres. La mañana ya estaba salvada.
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