Y un día cualquiera, decidió ser feliz.
Dejo el negocio mientras en la cabeza me retumbaban las palabras de Pilar Sordo. Le dejó adentro una sensación difícil de describir; eso sí, era hora de cambiar el pensamiento, la actitud. De encarar la vida desde otro punto, y empezaba por hoy. Le vibraban las células, energéticas, positivas, entrópicas.
Viernes hermoso. El alma no dejó de sonreír.
A la vuelta- Roca de mi vida, los grosos del sur-, risas hasta las lagrimas. Alegría verdadera.
Balazos de recuerdos risueños, acompañando.
Había olvidado la felicidad sincera al recibir un texto de regalo.
Hoy es feliz. Es su decisión, sin dudas y con todas las demás rondando.
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