sábado, marzo 22, 2014

Vida, dos puntos (para miki)





Cuando arden las letras en las manos, hasta doler. Cuando gritan para ser liberadas, es entonces que comienza el baile de la escritura. 
Toda historia comienza con una letra. Había una vez... hola ¿cómo estás? Es simpático cómo justo la letra inicial no se pronuncia. Hay recuerdos de los más hermosos y hasta los más difíciles que tardan en pronunciarse, mientras se lo está presenciando. Son silencios, ángeles que pasan, principios y finales. Una hache prolongada... pero siempre termina por haber música para romper eso. 
Todos mis amores nacieron de las letras, flores que brotan de ellas. 
Cartas dulces por demás, correspondidas. En aquellos tiempos del cartero... y ansiedad permanente. 
Hoy por ejemplo un mail de un ruso me fractura el esternón y se me pianta en el pecho y me abraza.
Hay textos que llegan a destino,  otros que se pierden. Están los que no se mandan. Están los que no se sabe. Están los que creen que de algún modo siempre alcanzan al destinatario... incluso aún faltando el código postal. 
Las mías no terminaban con "posdata te amo" era en realidad una sucesión de posdatas, como si en realidad no quisiera que mi voz se termine. Terminaban con una ecuación simple e indescifrable pero sentida que es lo que importaba "amor mas paz, igual información". 
Hay veces en la que uno descubre que es la única manera, entonces, escribe un beso. 

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