miércoles, marzo 16, 2016

Día 4.




























Cuarto día, feliz de instalarme en Chosma.
Recorro las calles hermosas como si fueran mías. Las de siempre, de la casa al hospital, del hospital a la casa, de la casa a las plazas, la costanera bonita (foto), las tiendas para las compras. A veces, si me alejo un poco voy más cauta para no perderme.
Con un mapa visto, decido ir a la terminal para ya tener el pasaje de vuelta y olvidarme del asunto.
Hice como ocho cuadras... y me perdí... empecé a dar vueltas y claro, no reconocía el lugar. A esa hora, cuando el sol pega fuerte y los sabios duermen siesta, no había mucha gente para preguntar.
Vi a unos metros que una pareja de abuelitos se acercaban en mi dirección con unas bolsas y les pregunté por la terminal.
Él, me dijo que iban justo camino hacia allá y que camine con ellos. Que había trabajado dieciocho años ahí mismo. 
Claramente mi cara no era de ese pueblo, me preguntaron qué hacía allá y les conté. 
Ella, la Petty, había trabajado veinte años en el hospital en el sector de mucamas. Conocía a mi instructor y me dejó saludos para el gran Chenio. Caminamos las cuadras conversando sobre eso; el hospital, el pueblo, Buenos Aires. Dos amores de personas. Hay gente amable dando vueltas siempre. 
A los dos días me la crucé en el supermercado y me llamó. La saludé con un beso, y eso me hizo creer que ya pertenecía al lugar.- 



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