De su cabeza, nacerán mil ideas
colgarán del cielo
para pedir un deseo,
la paz.
Curará mil almas
con sus manos musicales.
El silencio no es salud.
Las aves volaron de mi árbol,
y clavaron sus picos en mi pecho.
Llegó el momento de migrar.
Ya no escucho el murmullo.
El canto de la esperanza.
Dejé libre la ilusión.
Cierro los ojos, adentro mío
ya no le puedo ver.
Le borré como un poema,
con nostalgia y sin dudar.
Podrá volver a descansar
sobre mis ramas, en otros tiempos.
Mas no lo espero.
Mas me hará feliz.
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