sábado, marzo 12, 2016

Buen Viaje es lo que tuve.





























Este año, tuve la suerte de viajar. De conocer y amar mi tierra.
Descubrir cuán grande y hermosa es la patria no tiene precio.
Neuquén me robó el corazón.
Una semana entera paseando y agradeciendo los paisajes del su sur. San Martín de Los Andes, Junín, Villa La Angostura. Los parques nacionales.
Un día pasamos a Chile... cuando cruzamos y la cordillera asomó su inmensidad, casi me pongo a llorar de la emoción. Con la infantil necesidad de hermandad, me preguntaba cuán diferente podía ser la tierra hermana. (Porque el límite no es más que una ilusión política... la misma que nos hace creer que Tierra del Fuego es realmente una provincia triangular.) Queriendo creer que somos iguales, intenté... pero no lo sentí así. A penas unas horitas en la hermosa Osorno... sabía que no estaba cerca de casa, a pesar de la amabilidad de aquellos.
De Buenos Aires a Neuquén, con mate y ansiedad. Disfrutando rutas nunca antes recorridas, con amor florecido cada vez que aparecía un pueblo nuevo y en su entrada con la bienvenida y los brazos abiertos, para que nadie nunca lo olvide, la leyenda: "Las Malvinas Son Argentinas".
Todo esto es real, y es de todos. Lagos azules que se pierden con el mismo color del cielo.
Viento, tierra, ceniza, ripio, estrellas y más amor.
Ojalá podamos volver algún día.
Ojalá podamos seguir conociendo la tierra.

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