jueves, abril 28, 2016

Diario de una tutuquera.

"Esto así, es muy difícil" Piensa doña tutuquera cada mañana. Suspira, pero no pierde las esperanzas. Se maquilla, se arregla, se perfuma como nunca. Desde hace poco.
Sabe que de todas maneras, su aroma se va a confundir con el de las hierbas y las especias, total que hasta eso le gusta. Incluso sabe que el polvo y las harinas van a terminar decorando sus ropas y cabellos. Tampoco le importa.
Fracciona, con naturalidad y casi espontáneamente entre cien gramos de semillas, de cada especie. Ansía ver el estante lleno y surtido. Se compenetra en este accionar en serie, y cada "Buen día" la desconcentra, pero no le molesta.
Continúa con otras texturas más livianas, las especias. Oh, esos aromas y colores maravillosos. Curry, pimentón, pimientas, cúrcuma (este color le fascina).
El tiempo debe pasar. Lo que ella espera llega cerca del mediodía, algunos minutos antes de cerrar.
De pronto, aparece. De imprevisto. Y la agarra en el momento. Haciendo lo que esté haciendo... fraccionando, atendiendo, cobrando.
Triste es que lo atienda otro, o que ella esté justo en el baño o cebando un mate veloz. Más triste es que venga su madre, lo que implica que no va a aparecer él.
Entonces, digo, él la saluda porque es respetuoso (¿Es por eso?) y ella lo saluda con la mejor sonrisa (con olor a dietética y ya partículas de todo tipo de harinas rodeándola) porque es una pajera. (sí, es por eso).
Y ella sabe que es muy difícil esto. Esto; levantarse a un cliente que viene a comprar tofu.
Entonces lo busca por facebook, y ¡oh decepción de los cobardes! no hay información y tiene todo privado. Eso la enfurece, porque piensa que esa gente es egoísta por no querer compartirse.
Ella solo quiere conocerlo. Parte por parte. Pieza por pieza, capa por capa. Como una crónica hecha en fotos. Descubrirle las manos, el pelo, las venas, el pecho... Revelarle los sueños, las ideas, los miedos, la rutina, el pasado.
Pero vendiendo tofu... es muy complicado. Habrá que sacar las armas y las almas y disparar para la conquista, piensa. Es decir, o le regala un kombu o llama a Da para darse.
Oooooooooooooooleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
O verá que hacer la próxima vez con sus raíces de árbol. Tal vez de sus ramas, nacerán las flores. Tal vez a su sombra se sembrarán otras semillas. Tal vez en su tronco se escribirá la ternura.

2 comentarios:

Akichan dijo...

Y finalmente lo conseguiste amiga. Para ganar hay que arriesgar, me dijeron hoy. Estoy feliz por vos :)

Jota Pé Shinzato dijo...

Gracias Pipuuuuuuuuuuuuu yo también estoy muy feliz por mí. Jaja, es curioso como la gente te felicita y se pone contenta sólo por amar a otra persona. Yo los amo también como siempre :) Es verdat, matar o morir!!!!!!!!!!!!