viernes, abril 23, 2010

Que buen final feliz.

¿Que a cuántos cms estoy de mí? Si es esa la medida para la locura, bueno... por hoy, no muy lejos creo. Me traslado a algunos kms de esta clase de salud mental justo. La escena se centra en la casa de Andrés, del otro lado de Lanús, así que no estoy tan lejos de mi. El tiempo se corrió. Fue arrastrado, mejor dicho, porque fue el sol quien se alejó en su locura, y ahora está cerquita, a cms de la luna.

Escena I
Ella buscaba algo. Con histeria abría y cerraba puertas, abría y cerraba cajones. Los dejaba golpear. Dejaba oír su furia y no quería esconderla.
Encontró mucho. Variedad. Y todo le servía, pero ella estaba ensañada con "eso".
Y lo encontró, después de un tiempo, lo despertó a campanadas de cristal. Agarró el vaso de whisky del fondo de la alacena y corrió a llenarlo. Parte de su ansiedad se disipó mientras caía el tranquilizante nácar sobre la boca ancha.
Volvió a la cocina y sacó del freezer la cubetera, para ahorrarse tiempo intentó en vano sacar un cubito en seco, así que tuvo que perder más tiempo al pasarlo bajo agua.
Ya estaba hecha. Fue hasta el patio y se sentó en las baldosas, con las zapatillas apoyadas en el pasto mojado por el rocío. Era de noche y hacía bastante fresco.
En un acto instintivo, empezó a girar el liquido, no sé para qué. Quizá creyera que el hielo danzando en el medio se iba a derretir más rápido.
Velozmente dio su primer trago, y le quemó la garganta, pero se sentía bien.
En seguida se abrió la puerta tras ella, y apareció él, que sin preguntar se sentó a su lado.
-¿Te molesto si fumo?
-¿Por qué tendría que molestarme?
El ni respondió, era obvio que no le importaba la respuesta, ya tenía el pucho apunto de encender. El vicio tenía el control.
Ella sentía como el humo se expandía en su interior. Como un volcán amenazando con erupcionar. Lo quería mirar pero no podía. No podía sacar la vista de el hielo y el whisky. Y no podía dejar de moverlo.
De pronto la puerta se volvió a abrir, y apareció ella: la otra. La muy zorra, que lo abrazó por la espalda y le besó el cuello. Le susurró al oído. Todo, negando la existencia de ella. Y se volvió a ir.
El terminó de fumar, saboreando cada segundo de sus pitadas. La observó un tiempo prolongado, pero nunca encontró su mirada. Se cansó, y volvió a la fiesta.
Ella, qué más podía hacer. La noche era joven y la botella estaba llena.
Esa era la opción.
La lava dentro de ella era incontrolable. Todo se estaba volviendo caótico.
El volcán se despertó, y de su boca rugió en un ruidoso eructo.
Sintió alivio. Que buen final feliz.


This is the way you left me,
I'm not pretending.
No hope, no love, no glory,
No Happy Ending.
This is the way that we love,
Like it's forever.
Then live the rest of our life,
But not together.
MIKA.

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