domingo, junio 27, 2010

A Victoria.


No se sabe cómo. Uno no tiene ni tiempo de improvisar una posición.

De un día para el otro te encajan un sobrino entre los brazos. Una cosa diminuta, prematura, con olor a nuevo, con olor a vida, con olor a pureza.

-¿La querés tener?

-No, me da impresión.

Algo te dice que no seas tan boluda, todo, en realidad.

Entonces uno se anima, cagada hasta la patas, se inicia en el “tiazgo”, y esa imagen, esa sensación nunca se va. Ese lazo que se forma, es inquebrantable. La pendeja me tiene atada por el resto de su vida.

Una desubicación de parte de la hermandad. De un día para el otro te dicen que vas a ser tía y ni tiempo de asimilarlo te dan. Del mismo modo, una serie de gentilezas, que se sumanrán más tarde; ¿Podés venir a cuidar a la nena? La nena está vendiendo unas rifas para el viajecito escolar...

Por suerte a uno esas cosas no se le preguntan. Por suerte hay una previa de 9 meses, que no sirven para nada. Pero es tiempo.

La placenta se cae y alguien tiene que cortar el cordón.


Que duermas sobre mi pecho y tu cabecita me caliente el cuello, es la sensación más agradable de la historia.

Lo peor se viene luego, cuando mis pibitas crezcan y me pregunten ¿Por qué no me llevás a Mcdonads? La respuesta la voy a tener que ir pensando desde ahora.


1 comentario:

Melina Matumoto dijo...

Jajajaja, estoy segura que no te vas a poder resistir a su pedido de "cajita felíz"!
Es hermosa, boluda!!! A cada foto que la veo está más linda!
Cambio de tema, gracias por el aviso! Ya estuvimos hablando un poco por teléfono.