sábado, agosto 08, 2015

Amor de abuelas.





































Siempre hablo de ésta oba. Es medio injusto porque tuve varias.
Ella es mi caballo. La que tiró fuerte de la rienda y guió mi camino estos ocho años. Porque ella sólo quería tener un médico en la familia. Por eso, y por todo, por tanta fuerza que hizo también por mí, el viernes fue más feliz que yo. Ese es mi premio y mi triunfo.
Caballo ya no tiene que preocuparse por mis exámenes, ahora mira el noticiero y está asustada por... Tanaka, Kanata, Nakata, Kagata, Nagata... ¿Cómo era? ¡Lanata oba! Ese de la tele.
Mi otra oba es una de las tres Marías, es de quién heredé el peronismo congénito y el gusto por el tango. La reina de las papas fritas y el somen con shouyu.
A mi otra oba no la conocí. Es mi dios. De ella es el apellido del seudónimo con el que escribo, amo y vuelo.

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