sábado, febrero 09, 2019

Andacollo texto 5

El hambre. 



Mucho tiempo después, le preguntaron cómo había sido ese primer beso.
Habrá que contarles la verdad pué.
Que no fue un beso.
Que estaba en el peor de los estados, ese que nadie desea
La miseria del postguardia-preguardia.
Y así había salido del la cueva con el mismo hambre atroz de las fieras de los cerros que bajan a cazar chivitos.
Por eso cuenta, que no fue un beso.
Se le pegaron los labios a los suyos y su lengua cobró una fuerza indomable, con deseos de comerle hasta el espinazo.
Y no se pudo despegar nunca más, en sus días más felices.
Como cuando se pega la lengua al hielo recién sacado.
Danzaron alienados como la luna y el sol, eclipsando el resto.
Y sus lenguas, dentro de sus bocas bailaron chacareras, zambas y cuecas.
Colisionaron y se partieron en polvo de estrella.
Un cuarteto, y unas manos amigas, lograron despegarlos unos minutos porque al rato ya estaban…
Juntos.
Y comió toda la noche, con hambre y sed insaciable.
Y ternura inesperada.
La química hizo trizas sus partículas que nunca tuvieron un beso previo, ni siquiera en sueños.
Pero después cayeron como lluvia de meteoritos.
Y no hubo más deseo que pedir, pues se cumplía todos los días.

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