miércoles, agosto 19, 2020

La crisis

Todo final es un comienzo. 


En algún momento, naturalizamos y relacionamos muchas decisiones con el fracaso. Y el fracaso siempre es una cagada. Cuando erramos, hay una voz en nuestra cabeza que nos grita "fracasade" ¿O no? 

El divorcio, un fracaso. El primer negocio fundido, un fracaso. El primer examen con nota menor a cuatro... la materia recursada... imaginate la carrera abandonada en los ultimos meses (hubieras seguido si te faltaba tan poco! ¿Te suena? ) El penal a la luna, sos un Higuaín. Esa empresa que no te llama, cuando te compraste la primera corbata para la entrevista... fracaso. El concurso que no ganas. El torneo, subcampeón. La cita increíble que no termina en garche. Ni siquiera un chape, un fracaso total. Y si chapa mal peor que fracaso.

¿Adiviná quién lo dice?  ¿Adiviná quién lo cree? El poder del fracaso está en tu mente. Creer es poder. Si crees que sos un fracasado... vas por buen puerto... porque ¡Podes ser un fracasado! 

Acabo de leer un textito que en resumidas cuentas decía algo así como que en esta pandemia mucha gente se separó. Y que por supuesto la pandemia no fue la culpable, sino el desencadenante. A penas un impulso. Un pajarito que se posa sobre una construcción con cimientos debiles y corroídos, que se termina de caer. Y la culpa no es del pajarito. 

Esto, en cualquiera de las esferas de la vida. No tiene que ver con la pareja. 

Hace unos meses, antes que todo estallara presenté mi renuncia. A un trabajo estable, un puesto seguro, un buen sueldo... haciendo cosas que me gustan y cosas que no tanto pero en definitiva no me harían sentir plena ni feliz con el potencial que imagino. Una compañera, de esas adultas que intentan aconsejar me dijo "mal momento para hacer cambios en la vida". Y le creí; eso fue un fracaso. 

Nunca es mal momento para hacer cambio en tu vida, si uno cree firmemente que el cambio vale la pena. Y esto es así: nadie tiene la bola de cristal... puede salir bien o puede salir mal. Pero mientras uno tenga como respaldo la convicción con la superación como bandera, no hay fracaso que aparezca. 

Fracaso es quedarse en esa por comodidad. Eso otra manera de morir. 

Fracasado es aquel que el miedo aferra sus pies para inmovilizarlo donde no está cómodo. Entonces no se mueve. 

La culpa no es de la pandemia ni del pajarito. Si te separaste es porque hacía rato que algo no funcionaba y ahora lo podes ver, y lo podes cambiar. Podes cambiar. Si dejaste ese laburo es porque hacía rato te estaba inflamando los ovarios, hace rato te hacía gruñir y no te dabas cuenta. 

Ahora que abriste los ojos, puede parecer todo una mierda. Se ve nublado, son las lagrimas. La angustia... sentis que no tenes nada. Tenes que empezar de cero. Crear nuevas redes. Volver a estar con la incomodidad de todos los inicios... no dura para siempre, atravesarlo te hace crecer. Lo que duele son las raicitas arrancadas de la tierra, pero si la regás con amor, los brotes vuelven a salir. 

Si la crisis te sacude, te abre los ojos... es esa fuerza que se llama vida. Seguila. 

Fijate que los miedos solo están al principio, las primeras veces. Porque el fracaso no te permite avanzar. Equivocarse está bien, y equivocarse muchas veces no te convierte en boludo. De eso se trata, de la búsqueda continua, del encuentro con uno mismo, del crecimiento personal. Verás con el tiempo que los que se la juegan una vez, se la terminan jugando más veces, y los que no salen del miedo de la primera vez, dejan de intentar. 

Ya lo dijo el gran Beckett y yo solo cambio de lugar las palabras de esta frase que amo: Fracasa otra vez, fracasa mejor. LO INTENTASTE. 

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